Paramédico, entrega humana sin limitaciones
La oportuna intervención de Ángel, un paramédico de Cruz Roja, permitió que un bebito hoy celebre su primer cumpleaños
“Esa ocasión, una joven estaba dando a luz dentro de su casa, era de alto riesgo tanto así que ella y el pequeño estaban en peligro”.
Así comienza el relato de Ángel Hernández Sánchez, quien desde hace 18 años ha fungido como paramédico de la Cruz Roja, pero ha pertenecido a ella por dos décadas.
Hace un año, el joven paramédico intervino en una emergencia que ocurría en un domicilio de nuestra ciudad, donde una joven se encontraba dando a luz, pero la vida del pequeño y la de su madre corría un riesgo enorme.
Aquella vez, él junto a su compañero se encontraban dando mantenimiento a la motobomba de la unidad de rescate, por lo que tuvieron que acudir a una refaccionaría a comprar un aceite que necesitaban para el servicio, cuando de regreso, escucharon por radio que solicitaban de urgencia su apoyo ya que una mujer había dado a luz a un niño que no respiraba, por lo que fueron a atenderlo”.
“Recuerdo que en esa ocasión estábamos mi compañera y yo cerca de ahí, pero no contábamos con una ambulancia sino que estábamos en una unidad que no está habilitada para brindar primeros auxilios, aun así, decidimos acudir para apoyar ya que la ambulancia tardaría en llegar y su atención era de urgencia”, narró el servil ser humano.
Al llegar, cuenta que encontraron a la joven en una situación de salud crítica y con el bebé en brazos, mismo que no respiraba por lo que tuvieron que aplicar maniobras de RCP al pequeño.
“Llegamos y lo primero que hicimos fue valorar la situación, la mujer se estaba desangrando y con el bebé en brazos, el pequeño necesitaba RCP ya que no respiraba y la ambulancia tardaría en llegar, por lo que no pudimos esperar.”
Después de 5 minutos, el pequeño comenzó a mostrar signos vitales, la ambulancia llegó y lo conectaron al oxígeno para posteriormente trasladarlos a ambos a un hospital.
La experiencia de Ángel Hernández ayudó a que el pequeñito pudiera salvarse.
Hoy , a un año de aquel incidente, la joven madre de nombre Lizbeth junto con su hijo, de nombre Daniel, quien por cierto, ya está a punto de cumplir un añito, recordaron aquel heroico momento y decidieron ponerse en contacto con Ángel para llevarle un detalle por haber sido el héroe de su familia.
“Hoy han venido a verme, para demostrar su agradecimiento, me trajeron un rico pastel que aunque no lo ameritaba, es un gran detalle que siempre llevaré en mi corazón”.
Para Ángel, no es necesario que se le recompense con dinero u objetos de valor, saber que ha salvado una vida y la ayudado a continuar, es la mayor recompensa para él.
“No hay mayor recompensa que saber que he contribuido a salvar una vida, misma que continuará por Dios quiera muchos años, no lo hago por el dinero, sino por ayudar a los demás”.