Bebé metió mano al abanico y le cortó pulgar; médicos lo reimplantaron
Un bebé de apenas 1 año ocho meses perdió el dedo pulgar al meter su mano a un abanico de metal, médicos del IMSS Nuevo León lograron reimplantarlo.
En el Hospital de Traumatología y Ortopedia No. 21 Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Nuevo León, llevaron a cabo una exitosa cirugía para reimplantarle el dedo pulgar a un bebé de 1 año y ocho meses.
El bebé perdió su dedo pulgar tras meter una mano al abanico metálico, esto cuando una cortina se atoró en las aspas y el pequeñito trató de quitarla.
Para llevar a cabo la cirugía, el doctor Miguel de la Parra Márquez, del equipo de Cirugía Plástica reconstructiva del Hospital de Traumatología y Ortopedia, tuvo que unir arterias, venas, tendones, huesos y nervios con suturas milimétricas.
Explicaron que dicho procedimiento fue tan minucioso que hizo que la cirugía fuera de alta complejidad, pues al arrancarse el dedo junto al tendón tiene mayor dificultad unir nuevamente las estructuras dañadas, esto en comparación a cuando se cortan con cuchillo o algo filoso.
Otra complicación que había, es que debido a la edad del niño las arterias y venas son de menor tamaño y requiere mayor trabajo al unirlas, aplicaron lo mismo en tendones de flexión y extensión, así como con el hueso, esto con el fin de garantizar el mayor funcionamiento posible del dedo.
Para llevar a cabo la supramicrocirugía fue necesario que el equipo médico usara un microscopio pues realizaron suturas ultrafinas con hilo transparente.
El procedimiento tuvo una duración de seis horas, lo que significó un reto debido a que el dedo estaba en una hielera, envuelto en gasas húmedas, entre agua y hielo para su preservación por un tiempo máximo de 24 horas.
En caso de que el bebé no hubiera podido recuperar su dedo, su mano perdería al menos el 45% de su funcionamiento, sin embargo ahora es de casi el 10% tras la reconstrucción del mismo.
La madre del bebé mencionó que su mayor miedo era que su hijo perdiera el dedo “fueron para mí muchas horas de angustia, hasta que el médico salió del quirófano y me dio la buena noticia, me dieron ganas de abrazarlo, estaba muy agradecida por todo el trabajo y muy feliz al saber que había salido todo bien”.
Tras la cirugía, el pequeñito recibe terapias de rehabilitación para lograr una mejor calidad de vida.
Con información de: tiempo.com