Cómo surgió la Cuauhteminha
A un lado de la cancha de concreto que está enfrente del edificio 27 de la Unidad Familiar Tlatilco, en Azcapotzalco, hay una coladera destapada. Esa estampa se repitió hace 40 años, tiempo en que los niños de la colonia lamentaban que el balón se fuera para ese sitio, porque tenían que parar la cascarita y sacarlo del hoyo. Todos se quejaban, excepto uno: Cuauhtémoc Blanco.
Yo vivía con mi abuelita en Tlatilco. En el departamento que me quedaba ahora vive mi tío, después me fui a vivir a Tepito, pero siempre he dicho que crecí aquí, que aquí nací, después me fui a Tepito por otras circunstancias, pero los recuerdos de mi niñez son imborrables”, cuenta Cuauhtémoc Blanco, de visita en su antiguo barrio, del que se siente orgulloso.
El chamaco que vivía en el departamento Q del edificio 27 aprovechaba que el balón embocaba en la coladera para tratar de sacarlo con los pies. Esas fueron las primeras Cuauhteminhas.
En el barrio se reían del chiquillo que, vigilado por su familia desde la ventana del departamento donde vivía, brincaba con el balón, acción que se haría famosa en Francia 1998, durante el México-Corea del Sur, cuando ese niño convertido en futbolista profesional se quitaría a dos rivales de un salto con el balón entre los pies.
El festejo de la diana lo inventó en el América, pero la Cuauhteminha la aprendió aquí (en Tlatilco), porque la bola caía en la coladera destapada y la sacaba con los pies, brincando. Ya después todos los niños de nuestro equipo la hacían”, cuenta Javier Arias, un hidalgo de potrero, que vivía en el edificio de enfrente del de Cuauhtémoc y fue uno de sus primeros entrenadores en la época en que la gente de reunía en el deportivo Victoria de las Democracias para ver al futuro astro del futbol nacional, ni más ni menos que el número 10 de la Selección Mexicana.
La Cuauhteminha y demás regates los ensayaba en el equipo infantil Los Impala.
Los vecinos de Cuauhtémoc Blanco todavía tienen las fotos del niño vestido con el uniforme de Argentina que en lugar del escudo de la albiceleste tenía el icónico auto de la Chevrolet, lanzado en 1956: el Impala.
En el campo hizo una jugada contra el equipo que era nuestro mayor rival, que era el Inca, él corrió desde la defensa con el balón, driblando, lo para en la línea de la portería, se agacha, y lo mete con la cabeza. Una cosa extraordinaria”, recuerda Arias, uno de los fundadores del Impala, al tiempo que sostiene las fotografías que avalan su historia.
Seguimos toda su carrera como futbolista; como político, ya no”, sonríe el viejito de cabeza calva que viste con una guayabera.
Entre las tomas impresas que presumen los vecinos resalta una que fue tomada en un salón de eventos de la colonia que lleva por apodo El Infierno, y en la que sale Cuauhtémoc Blanco recibiendo su primer trofeo como futbolista. Tenía seis años y era reconocido como campeón de goleo de su barrio.
Desde los seis años nos dimos cuenta que el Cuau iba a ser futbolista. Era campeón goleador en todos los torneos. Todos estábamos orgullosos de él, porque desde niños íbamos todos los de la colonia a verlo al deportivo, exclusivamente íbamos a verlo a él”, narra Tony Bravo, tío del Cuau, sentado a un lado de la ventana desde donde vigilaban a su sobrino.
La jugada que Cuauhtémoc hacía en la canchita de su casa la repitió en el Mundial de 1998. En el partido contra Corea del Sur, se fue hasta el extremo de la cancha y de pronto, marcado por dos futbolistas asiáticos, el originario de Tlatilco, Azcapotzalco, saltó con el balón entre los pies y sorprendió a todos los que lo vieron. En 2002 la volvió a hacer, contra Italia. Las víctimas fueron Gianluca Zambrotta y Fabio Cannavaro.
Cuauhtémoc ha contado que esa jugada la inventó en los entrenamientos del América, pero la gente de su barrio asegura que ese truco lo sacó de una coladera.
Con información de: laopciondechihuahua.com