Lanzan lineamiento para embarazo o recién nacido ante coronavirus
Durante la pandemia de coronavirus, los servicios de salud para la atención durante el embarazo, de la persona recién nacida, se clasifican como servicios esenciales que deben mantenerse en apego a las medidas de prevención y mitigación de la transmisión de COVID-19.
Lo anterior según el lineamiento «lanzado» por la Secretaría de Salud Federal que indica lo siguiente:
Recomendaciones en el embarazo y control prenatal:
En el escenario epidemiológico actual y para prevenir el contagio del SARS-CoV-2, es recomendable que las consultas de control prenatal se lleven a cabo en el primer nivel de atención, con las siguientes medidas de prevención:
• Espaciar la frecuencia de las consultas y reducir el número de personas citadas por día, conforme al siguiente esquema (si no inicia el control prenatal en el primer trimestre, no es necesario agendar citas adicionales):
Priorizar en la consulta prenatal la atención de mujeres con embarazo de alto riesgo, para quienes se debe mantener la programación de consulta prenatal completa y valorar cuidadosamente si requiere atención en un segundo nivel (o “Módulo Mater”).
• Si acude acompañada por algún familiar, esta persona deberá esperar afuera de la unidad, manteniendo la sana distancia.
• El personal de salud buscará de manera intencionada, factores de riesgo y sintomatología para sospecha de COVID-19.
• Ante la presencia de síntomas, solicitar que realice lavado de manos y colocar cubrebocas a la paciente y familiar (si estuviera presente).
• Definir y señalar desde el acceso al establecimiento, una ruta de traslado interno para la atención de personas que acuden con síntomas respiratorios. De ser posible, ubicar un consultorio lo más cercano a la entrada.
• Los casos sospechosos permanecerán en aislamiento domiciliario por 14 días y podrán retomar las consultas si el cuadro respiratorio se ha resuelto.
• La sospecha e identificación de influenza sigue siendo prioritaria. Ante la sospecha de influenza y de acuerdo con vigilancia epidemiológica, continuar con las recomendaciones terapéuticas para mujeres embarazadas (incluyendo la indicación para oseltamivir).
• La vacuna contra la influenza está indicada tanto para las mujeres
embarazadas, como para el personal de salud.
Información para las mujeres embarazadas y población que acude a control prenatal:
a) Insistir en las medidas de higiene a implementar en el hogar (cuidado personal, evitar compartir utensilios del hogar con otras personas, higiene de alimentos, superficies y espacio físico), las medidas de sana distancia e indicar el aislamiento domiciliario voluntario.
b) Si está disponible en casa, recomendar la toma semanal de presión arterial, llevar el registro escrito y acudir a la unidad si presenta presión arterial mayor a 130/90.
c) No automedicarse.
d) Reforzar signos de alarma en el embarazo y entregarlos por escrito.
e) Datos de alarma en caso de síntomas respiratorios para favorecer una búsqueda de atención médica oportuna, al tener dos o más de los siguientes datos: fiebre mayor a 38aC, cefalea, tos.
f) No acudir a consulta de atención prenatal si presenta síntomas respiratorios y permanecer en aislamiento domiciliario por 14 días.
g) Acudir al hospital ante la presencia de datos de alarma respiratorios u obstétricos (Indicar la unidad hospitalaria, según el caso). Si es posible, establecer comunicación vía telefónica con la unidad de salud para dar seguimiento.
h) De ser posible, no utilizar transporte público para acudir a las consultas o al hospital, sobre todo si presenta síntomas respiratorios. Si requiere utilizarlo y tiene síntomas respiratorios, utilizar cubrebocas durante el traslado.
Atención del trabajo de parto, parto y de la persona recién nacida.
El modo de nacimiento debe ser individualizado en función de las indicaciones obstétricas y con respeto de los derechos humanos, perspectiva de género e interculturalidad, así como apego al consentimiento informado.
El manejo obstétrico de cada caso debe responder a variables como la edad gestacional, la presencia de comorbilidades y la evaluación continua de la condición materna y fetal, de acuerdo con las siguientes pautas de tratamiento:
• La mayoría de las infecciones son leves a moderadas, por lo que generalmente no requieren la interrupción del embarazo.
• La indicación para cesárea deberá tomarse cuando esté medicamente justificada y fundamentarse adecuadamente en el expediente clínico.
• En casos severos con datos de falla orgánica, insuficiencia respiratoria, sepsis severa se valorará la interrupción de la gestación.
• En casos sospechosos o confirmados con trabajo de parto espontáneo, el personal de salud deberá prepararse para la reanimación neonatal y probable traslado a unidad de terapia intermedia o intensiva.
Para el ingreso a unidad tocoquirúrgica o unidad de atención obstétrica en primer nivel:
• Realizar filtro de supervisión al ingreso y en sala de espera.
• Limitar el número de familiares en sala de espera a un acompañante por paciente, asegurando la sana distancia.
• Proveer agua y jabón o alcohol en gel para el lavado frecuente de manos en la sala de espera.
• Reconocer factores de riesgo y sintomatología para sospecha de COVID-19.
• Entregar bata desechable y pasar a baño para lavado de manos, retiro de ropa interior y colocación de bata para revisión física.
• Valorar condición materna y fetal.
Ante la sospecha de infección por COVID-19:
• Colocar cubrebocas a personas que acudan con síntomas respiratorios desde el momento en que ingresan al establecimiento y verificar que se realice lavado o higiene de manos.
• Definir ruta para la atención de personas que acuden con síntomas
respiratorios y trabajo de parto inminente, la cual deberá ser señalada desde la entrada al establecimiento.
• Aplicar medidas de prevención en el traslado al interior de la unidad.
• Establecer precauciones de gotas y contacto.
• Valorar la posibilidad de traslado oportuno y seguro a una unidad de
reconversión para pacientes con COVID-19.
Atención en el puerperio, egreso hospitalario y lactancia.
Las principales recomendaciones son el egreso hospitalario temprano, si la condición de la mujer y de la persona recién nacida lo permiten, y el aislamiento preventivo en domicilio por 14 días.
Durante la estancia hospitalaria en el puerperio inmediato se deberán implementar medidas de prevención y mitigación:
• Aislamiento de casos sospechosos.
• Favorecer la sana distancia, reduciendo el número de camas por área.
• Contar con personal de enfermería para apoyo en las salas de alojamiento conjunto.
• El contacto persona a persona solo está permitido entre la mujer y su hija(o).
• Las visitas de familiares deberán suspenderse.
• Verificar se encuentren disponibles los insumos para lavado de manos, así como alcohol gel a concentración superior a 60% para promover higiene de manos.
Lactancia materna.
El inicio temprano de la lactancia, la alimentación exclusiva al seno materno durante los primeros seis meses y complementaria hasta los dos años de edad, son factores de protección para las personas recién nacidas y conllevan múltiples beneficios para las madres y sus hijas e hijos.
Por ello, la Secretaría de Salud ha implementado diversas estrategias para promover y apoyar la lactancia materna, en conformidad con las evidencias y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
No hay evidencia de transmisión del COVID-19 a través de la leche materna, por lo que se recomienda que la lactancia sea iniciada y mantenida aún en caso de infección confirmada, desde que la madre deseé amamantar y esté en condiciones clínicas adecuadas para hacerlo.
Sin embargo, aunque la transmisión del virus no sea confirmada por lactancia, cualquier otro contacto si sería factor, por lo que se recomienda:
• Lavar las manos durante por lo menos 20 segundos antes de tocar al bebé o antes de retirar la leche materna (extracción manual o en la bomba extractora).
• Utilizar una bata limpia mientras amamante, dejándola exclusivamente para este momento y lavándola frecuentemente.
• Usar cubrebocas durante las tomas (cubriendo completamente nariz y boca) y evitar hablar o toser.
• Si tose o estornuda, deberá cambiar el cubrebocas inmediatamente y lavar las manos nuevamente.
• Se debe considerar la posibilidad de solicitar la ayuda de alguien que esté saludable para apoyar a la mujer, quien deberá de seguir las medidas de prevención de infecciones, con énfasis en higiene de manos y utilizar cubrebocas.
• Seguir rigurosamente las recomendaciones para limpieza de las bombas de extracción de leche después de cada uso.
Para madres sospechosas o confirmadas con COVID-19 que se requieran hospitalización, hay dos escenarios posibles:
Alojamiento conjunto: la madre y la persona recién nacida permanecen en la misma habitación, aisladas de otras pacientes.
• Colocar la cuna a 1.5 metros de la cama de la madre.
• Implementar las medidas para lactancia en domicilio, antes
mencionadas.
• Asegurar existencia de insumos para lavado de manos o higiene de
manos.
• Idealmente, permitir el apoyo de un familiar sano, quien deberá seguir las precauciones de gotas y contacto.
Separación temporal: Solamente si las condiciones de salud de la madre o la persona recién nacida no permiten el alojamiento conjunto o es imposible realizar las adecuaciones en el establecimiento.
• Alentar a iniciar o continuar la lactancia materna, mediante extracción de leche y apoyo por personal de salud.
• Proporcionar extractor de leche materna y realizar las medidas de
higiene personal y del aparato.
• Contar con las condiciones para preservación de leche materna.
• Apoyo para iniciar o continuar la lactancia al ser dados de alta: técnica adecuada, libre demanda y medidas de higiene y prevención.
Además se muestra una gráfica sobre la atención obstétrica y COVID-19:
Los anteriores lineamientos en base a esto:
Dadas las características de la población, el comportamiento epidemiológico y las persistentes brechas de desigualdad en salud de la población mexicana, éstas se traducen en riesgos diferenciales para las mujeres en edad fértil y durante el proceso reproductivo, por lo que es necesario intensificar esfuerzos para garantizar su continuidad y calidad.
De manera concomitante a las estrategias de respuesta ante el coronavirus (SARS-CoV- 2), la selección de las prioridades depende de la carga local de enfermedades.
De acuerdo con proyecciones del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, para el periodo de abril a junio del año en curso, se estima la ocurrencia de cerca de 260,000 eventos obstétricos en el país, un aproximado de 235,000 nacimientos y cerca de 25,000 abortos.
Además, considerando las condiciones habituales de atención, se otorgarían alrededor de 1,150,000 consultas de control prenatal y casi 200,000 consultas durante el puerperio.
Todas las mujeres embarazadas, con sospecha, o diagnóstico confirmado de COVID- 19, incluyendo quienes se encuentren en aislamiento domiciliario, deben tener acceso a servicios de calidad, incluyendo atención obstétrica, neonatal, prevención y atención de la violencia y apoyo psicosocial o en salud mental, según se requiera.
Asimismo, es fundamental garantizar el acceso a la información clara y veraz para la toma de decisiones en el marco de los derechos sexuales y reproductivos.
Una mujer embarazada con COVID-19 puede cursar asintomática, tener síntomas leves o llegar a una condición más grave, como cualquier otra persona, sobre todo cuando presenta comorbilidades o factores de riesgo.
En un contexto en que la evidencia científica a nivel internacional se está generando, es necesario extremar las precauciones y medidas de sana distancia en las mujeres embarazadas.
No se ha confirmado la transmisión vertical toda vez que las muestras de líquido amniótico, tejido placentario, sangre de cordón umbilical y exudado faríngeo en los recién nacidos fueron negativas en las series de casos publicadas hasta ahora (Chen et al, 2020; Zhu et al, 2020; Schwartz, 2020).
No obstante, ante la notificación del caso de un recién nacido confirmado a las 36 horas de vida extrauterina, las medidas de higiene y precauciones basadas en la transmisión deben asegurarse durante la atención del parto y después del nacimiento.
La infección por COVID-19 no se ha asociado a un mayor riesgo de aborto, muerte prenatal o efectos en el desarrollo fetal. Existen reportes de casos de parto pretérmino espontáneo, de los cuales, la mayoría fueron interrumpidos después de las 34 semanas de gestación por evidencia de compromiso fetal o por bienestar materno.
En las investigaciones clínicas realizadas, las muestras de leche humana también han sido negativas a COVID-19, por lo que no hay evidencia de transmisión por leche materna ni contraindicación para la lactancia materna, si la condición de salud de la mujer lo permite.
Si el estado de salud de la persona recién nacida amerita traslado y
estancia en cuidados intermedios o intensivos neonatales, es posible realizar la extracción de leche materna, así como otorgar el apoyo para iniciar la lactancia posteriormente.
La Organización Mundial de la Salud integró la misión conjunta para el análisis de casos de COVID-19 y su impacto en los resultados obstétricos y perinatales.
En un primer corte a principios de marzo, reportaron la investigación de 304,147 mujeres embarazadas, con 64 casos confirmados, 82 sospechosos y un caso que cursó infección asintomática.
Del total de confirmados, 8% tuvieron enfermedad grave y 1% se reportó en estado crítico.
De este análisis se concluyó que las mujeres embarazadas no presentan un riesgo mayor que el resto de la población para desarrollar enfermedad grave, pero la presencia de comorbilidades sí es un factor que influye en la severidad, tanto en mujeres embarazadas como en la población en general.
Con información de: tiempo.com