Descuidos y negligencia de pacientes y directivos disparan contagios de COVID en doctores
La doctora Arely dice que, a ciencia cierta, no sabe cómo se infectó de coronavirus. Quizá fue un descuido, admite: un día entró a pedir unos informes al área COVID y se le olvidó la careta y el cubrebocas N95.
No está segura, insiste. Pero en su interior algo le dice que, ese día, tiró por la borda todo lo aprendido en las pláticas de capacitación que, desde febrero, muy al inicio de la pandemia en México, le dieron en el hospital sobre cómo usar el equipo de protección para evitar contagios.
Menos de una semana después, Arely comenzó a sentir un fuerte y constante dolor de cabeza, acompañado de un intenso dolor de cuerpo.
“Me sentía muy débil todo el tiempo”, relata la doctora, que pide no revelar su verdadero nombre, pero cuya identidad, cargo, y hospital, fue corroborado por este medio.
Los síntomas no fueron suficientes para que su clínica le hiciera la prueba COVID.
Como ‘moscas’
En abril, cuando comenzaron a ser recurrentes las notas sobre brotes entre el personal médico, el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, lanzó una sentencia polémica: “los médicos están cayendo como moscas”.
Desde entonces, y hasta ahora, las autoridades sanitarias llevaron a cabo varias medidas para revertir esa situación denunciada por Bonilla y por los médicos, quienes criticaron que los mandaron a la ‘guerra’ sin ‘armas’.
Por ejemplo, a finales de marzo, IMSS e ISSSTE compraron insumos por 2 mil 309 millones de pesos para tratar COVID- 19, mientras que Cancillería anunció otra inversión por más de 1 mil 200 millones de pesos en la compra a China de mascarillas N95, caretas, guantes, y trajes quirúrgicos. A la par se inició la reconversión de hospitales para separar a médicos COVID de los que atienden otras enfermedades y así evitar contagios.
Pero las medidas de contención parecen no tener efecto: de acuerdo con cifras oficiales, la tasa de médicos contagiados es del 20.9%; cifra muy próxima a la reportada por España, 21.3%, uno de los países más golpeados en el mundo por la pandemia.
El infectólogo veracruzano, Uri Torruco, advierte que este dato puede estar “sesgado”. La razón: en México se hacen pocas pruebas a la población general y muchas a los médicos. Y por eso, la tasa puede estar “inflada”.
Sin embargo, hay más cifras oficiales que reflejan la gran dimensión de los contagios. De acuerdo con el informe presentado por Salud el pasado martes, tan solo en la primera mitad de junio los casos positivos entre el personal médico aumentaron en 12 mil 171; un crecimiento del 60%. Y otro dato: en solo una semana, la que va del 9 al 16 de junio, hubo 6 mil 722 casos nuevos de médicos infectados; 960 cada 24 horas.
Es decir, tres meses después de la polémica sentencia de Bonilla, los médicos mexicanos se siguen contagiando a un ritmo muy alto.
¿Pero, por qué? Animal Político entrevistó a médicos que superaron el virus. La mayoría señaló que la falta de insumos, o la mala calidad de estos, es una parte de la respuesta, pero no explica todo el problema.
De hecho, muchos admitieron un grado importante de responsabilidad en los contagios, debido a descuidos, exceso de confianza, desidia, o por un mal uso de los equipos de protección. “Muchas veces, los médicos no hacemos bien las cosas”, aseguran.
Cubrebocas, escasos y defectuosos
El doctor Guillermo García Hernández es director del Hospital 30 del IMSS de Mexicali, Baja California. Comenzó a dirigirla después de que en abril se produjera un brote COVID que infectó a por lo menos 19 médicos, entre ellos varios residentes y el exdirector.
El tema de los contagios, opina, es más complicado que reducirlo a una falta de insumos. Por ejemplo, en el caso de su clínica, dice que los médicos se infectaron “a pesar de que contaban con un equipo de protección”. Así que los motivos pudieron ser múltiples.
Uno de esos motivos, cree, es que los doctores del área No COVID atienden a pacientes que no tienen síntomas aparentes, o que son asintomáticos, o que no les avisan que tienen síntomas por miedo a que los confinen en el área COVID. Y esto los pone en riesgo porque, si bien llevan cubrebocas y otros insumos, no utilizan los equipos de alta protección como los que se utilizan en el área COVID.
Con información de: animalpolitico.com