CALIBRE POLÍTICO… COLUMNA
PROTECCIÓN. – En la entrega pasada le platicamos sobre la extorsión de la que fue víctima el propietario de un taller por parte de dos inspectores de Protección Civil del Municipio que fueron cesados de sus labores al quedar expuestos. Pues bien, el tema no para ahí, porque los ahora exfuncionarios no actuaban por su cuenta, sino que, una de dos, o seguían instrucciones o tenían el respaldo de alguien de más arriba.
COMPLICIDAD. – Verá usted: nos enteramos que el jefe inmediato de esos ex inspectores tenía pleno conocimiento de las tropelías que se realizaban en nombre del departamento, y que utilizando el clásico de que los negocios no cuentan con la documentación en regla, se valen para chantajear con una eventual clausura, salvo el pago inmediato y en efectivo de una multa, misma que debería efectuarse en tesorería, no a ningún funcionario notificador que, al recibir el dinero, tenga la facultad de exonerar de cualquier irregularidad con un papel apócrifo que incluso lleva sellos del Municipio. Tal vez Alexis Mora pueda otorgar alguna explicación al respecto sobre el actuar de -algunos de- sus subordinados, salvo que exista complicidad.
AFERRADOS. – Donde se aferraron a culpar a gobiernos anteriores al puro estilo López Obrador con Calderón, es en Presidencia, luego de perder una demanda de un empresario local por el techado de los tianguis de la PRI que se puso durante el periodo de César Dajlala y que no se pagaron. Hasta ahí, la historia es cierta y la responsabilidad fue del entonces alcalde. Pero después de él, hubo tres administraciones más con dos presidentes municipales que debieron haber finiquitado el asunto, mediante la negociación o por la vía jurídica y que, por supuesto, llevan el mismo grado de culpa que el que la originó.
SALPICADOS. – Verá usted, amigo lector: cuando un particular hace trato con un ente público, no lo hace con la persona que en ese momento lo representa, ya que si así fuera, la demanda habría sido contra César Dajlala, no contra el Municipio. Entonces, Miguel Jurado Contreras y Alfredo Lozoya son directamente responsables de que el conflicto haya permanecido y crecido hasta los 9 millones de pesos, de los 3 millones que eran originalmente, de tal forma que quienes asesoraron a César Peña para que se fuera directo contra Dajlala, no pensaron -ya lo habíamos dicho- en que resultarían salpicados el inge Jurado y el dos veces alcalde Lozoya Santillán.
MEDIÁTICO. – Como estrategia mediática para atacar a los gobiernos priistas y seguir con la cantaleta de la corrupción, funciona una vez, pero si se insiste, se lleva entre las patas al primer gobierno independiente del que permanecen varios en el ahora gabinete anaranjado. El que se lleva las palmas por destrabar un problema legal de hace diez años, es César Peña, porque además logró que el golpe a las finanzas municipales no fuera de 9 millones, sino de los 3 millones que era el adeudo original. ¡Ahí déjenlo ya!
MOLESTIA. – Sonora molestia generó en Tere Arteaga, la dirigente local del PAN, que Kukis Ochoa ande haciendo equipo con la priista Dalila Villalobos, con quien viajó a Chihuahua para reunirse tanto con el secretario General de Gobierno, César Jáuregui, como con los diputados del PRI, Noel Chávez y Edgar Piñón, así como con el coordinador de la bancada panista, Mario Vázquez; al grado que hizo el intento de quitarle la coordinación de los regidores albiazules en Cabildo, pero no prosperó.
FRUSTRACIÓN. – El enojo de Arteaga es porque el encuentro con Jáuregui y con Vázquez, siendo panistas, no se hizo a través de ella como presidenta del Comité Municipal, y además que Kukis no la tome en cuenta para sus gestiones, como las que hizo con el subsecretario de Educación, Arturo Parga, en una evidente frustración de Tere por su falta de liderazgo, ya que por el otro lado, Alejandra Pérez y Juan de Dios Loya, le hacen más caso a Chava Calderón y ahora hasta a Miguel Jurado Prieto, pero a ella “ni la topan”.
ANIMAL. – Hablando de regidores, el que exhibió su ignorancia fue César Gutiérrez, quien pretendió colgarse de un tema tan sensible como lo es el maltrato animal y pedir que se tipifique como delito y que se sancione con cárcel y con pena económica. ¡Que alguien le avise que el Código Penal de Chihuahua en su Artículo 366 ya lo considera como tal! Dicho apartado menciona que al que dolosamente cometa actos de maltrato en contra de algún animal de compañía, causándole la muerte, se le impondrá de seis meses a dos años de prisión y multa de hasta doscientas cincuenta Unidades de Medida y Actualización. ¡Este edil naranja sí merece un emoji de Fernando Duarte!
IGNORANCIA. – Y a propósito de ignorancia, es inaudita la mostrada en el Departamento de Vialidad del Municipio, luego de que recientemente pintaron las líneas divisorias de carriles en la Avenida Independencia ¡pero de color amarillo! Y es que basta echarse un clavado al Reglamento de Tránsito, mismo que, se supone, deberían conocer al derecho y al revés, para saber que el color blanco se emplea para hacer la separación en el tránsito que circula en un mismo sentido, es decir, en calles de una sola vía, mientras que el amarillo se usa para separar el tráfico donde hay doble vía o como coloquialmente se dice: “de ida y de vuelta”; o para el caso que nos ocupa: “de subida y bajada”, pero no separados por un camellón central.
OCUPADO. – Y es que además de ignorante, dentro de las filas de Seguridad Pública Municipal, al director Rubén Arcadio Ávila Mireles no lo “bajan” de acosador, puesto que en lugar de analizar y rediseñar estrategias en la corporación para reducir los índices delictivos -como los robos-, por mencionar alguno, al mando policiaco lo tienen detectado como un “revoltoso” porque, dentro de sus amplias actividades cotidianas, en lugar de atenderlas, anda llevando y trayendo chismes al alcalde municipal.
HOSTIGANDO. – Pero eso no es lo peor del caso. Algunas agentes atestiguan que “El Dire” no deja de hostigarlas y coquetearles y hay quienes aseguran que hasta fotografías les ha llegado a pedir a las oficiales, y para prueba de lo que aquí le decimos, existen capturas de pantalla de esas conversaciones. Arcadio Ávila, como todo buen defensor de la seguridad pública y embajador municipal para que las leyes en la ciudad se respeten, debería saber que existe el articulo Artículo 259-Bis del Código Penal, en el que se estipula que podría pasar desde seis meses hasta dos años de prisión por sus actitudes hostigadoras.
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