Humo blanco en el Olímpico: Gana Bravos en casa y se mete al repechaje
Los Bravos de Ciudad Juárez se aferraron con uñas y dientes a un lugar en el repechaje y le sacaron la victoria a los Tuzos del Pachuca por marcador de 2-1 con entregada labor defensiva.
Uno tu y uno yo
Los Bravos de Ciudad Juárez llegaron al encuentro ante los Tuzos del Pachuca en modo “Sí o Sí” y la intención de aferrarse con el filo de las uñas a la zona de repechaje.
Para muestra un botón. Era apenas la segunda jugada del partido al minuto tres cuando Jesús Dueñas recuperó un balón en medio sector y fue rápido para encontrar los botines de Darwin Machís en la banda derecha. El venezolano no se complicó las cosas y le tendió una pelota a la hoya al Toro Fernández, el uruguayo cabezeó potente la de gajos y se encontró con un fortuito rebote proveniente de las manos Carlos Moreno. No tuvo empacho en rematarla para ponerla en el fondo de la red, Bravos madrugaba a los de Hidalgo.
Poco le duró el gusto al respetable fronterizo, cinco minutos para ser exacto. Esto luego de que Avilés Hurtado decidiera romperle la cintura a la zaga brava para posteriormente poner un zapatazo de zurda tapado por Alfredo Talavera. Para desgracia del hijo pródigo de La Barca Jalisco, Illian Hernández se puso vivo y aprovechó el rebote para marcar el del empate a quemarropa.
Al 15 se había acabado la euforia del arranque y lo que era un partido de ida y vuelta ahora era propiedad de Pachuca. Los de Bella Airosa aprovechaban los apuros de la defensa y de Javier Nevárez en particular para circular la número cinco por las bandas y poner en aprietos a los verdirrojos en su propio campo. Si bien Bravos no se quedaba con los brazos cruzados, salir jugando resultaba más complicado que comer sopa con tenedor.
Los de Hernán Cristante mostraron señales de vida al 22 con un remate de Machís, sin embargo, este se fue por arriba del travesaño y quedó en un susto para la afición visitante. De ahí en más, Bravos parecía desaparecido del Benito Juárez.
Mientras tanto, del otro lado de la cancha Hurtado seguía bailando a Carlos Salcedo y compañía, el área del XI juarense era un mar azul en donde solo un equipo tocaba la pelota.
A dos del final, Alan Medina se encontró con lo que parecía un milagro luego de rematar un balón suelto dentro del área después de que la defensa tuza se viera torpe en el despeje del esférico. Bravos, ganaba 2-1, sin saber como, pero ganaban. Así se fueron a las regaderas.
El fino arte de estacionar una rutera
La parte complementaria arrancó con un Pachuca ávido de gol que se topaba con unos Bravos estacionados cual ruteras en propia área para cortar todo peligro generado por los de azul.
A diez de la segunda parte, los locales generaban poco, por no decir casi nada a la ofensiva, no obstante, eran un fortín en la parte de atrás.
Pese al dominio de la posesión, los de profe Almada parecían ahogarse en un vaso de agua y quedarse sin opción y creatividad en ataque cuando el cronómetro ya marcaba la hora de juego. Talavera metió las manos al 62 para engullir el disparo de Romario Ibarra sin mucho problema, el FC Juárez seguía aguantando.
Alan Medina tuvo la oportunidad de su vida al 70 luego de recepcionar un balón del Toro Fernández que lo vio quedarse solo y sacar de colocación al cancerbero visitante, sin embargo, su remate pasó rozando el palo y ahogando el grito de gol en el graderío.
Dos minutos más tarde, los ojos del respetable y las cámaras de televisión apuntaron hacia un correbolas. Al muchacho de casaca morada le había caído la valla de publicidad encima, afortunadamente, el incidente no pasó a mayores.
Dentro de la cancha el asunto era muy diferente, mucho menos animado. Los de Juárez tenían más pinta de central camionera que de equipo de futbol. Esto pues tenían a todos sus hombres “aparcados” en el área para prevenir el tanto del empate a toda costa.
Al partido le faltaban diez para el final y Pachuca ya empezaba a atrabancarse en busca del empate. Nico Ibáñez se metió al área de boca con todo y la de gajos para el aparente gol de la igualdad tras un error garrafal de la defensa local. El VAR le echó el ojo a al chistoso gol, dijeron que era mano, y apagaron la fiesta tuza.
Con todo y las ganas, los trompicones y las muchas llegadas a terreno rival, los de Almada se quedaron sin tiempo para conformarse con la derrota.
Bravos rompía la malaria de no ganar en casa desde hace ocho meses y se metía de lleno al repechaje.
Con información de: tiempo.com