Obesidad en niños y adultos, problema global
Ciudad de México.- El sobrepeso y la obesidad infantil y adolescente en México registra un incremento alarmante.
De 2006 a 2022, el sobrepeso y obesidad infantil presentó un aumento de casi 8 puntos porcentuales, en tanto que la adolescente de un 24 por ciento, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022.
Según la encuesta, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública, que incluyó una muestra de 6 mil 950 escolares y 5 mil 421 adolescentes, la prevalencia de sobrepeso más obesidad infantil en 2022 en niños se ubicó en 37.3 por ciento, en tanto que en adolescentes, en 41.1 por ciento.
El sobrepeso más obesidad infantil creció 2.5 puntos porcentuales, pues pasó de 34.8 por ciento a 37.3 por ciento, de 2006 a 2022.
En tanto que el sobrepeso, más la obesidad adolescente incrementó casi ocho puntos porcentuales, pues pasó de 33.2 en a 41.1 por ciento de 2006 a 2022.
Juan Rivera Dommarco, ex director del Instituto Nacional de Salud Pública, advierte que el sobrepeso, más la obesidad infantil y adolescente, es un problema gigante de la humanidad, y México no se salva de eso.
“Recomendamos que el Gobierno y la sociedad protejan el derecho de las niñas y los niños y adolescentes a una alimentación saludable, libre de alimentos y bebidas ultraprocesadas que dañan la salud”, demanda.
Agrega que ante los efectos adversos en la infancia y a lo largo de la vida, es indispensable que se continúe integrando un paquete de acciones de prevención de obesidad y promoción de dietas saludables en menores de 5 años, en escolares y adolescentes, que incluyan tanto las regulaciones que la Secretaría de Salud ya está implementando, como otras políticas para convertir el entorno alimentario en uno saludable y promover la actividad física.
El experto explica que la nutrición es uno de los pilares fundamentales de la salud.
“Particularmente en la etapa de primera infancia, de niños y adolescentes, es muy importante la nutrición, la buena alimentación, porque eso en buena medida determina la salud de estos individuos a lo largo de toda su vida”, precisa.
Afirma que, ante las epidemias de sobrepeso y obesidad y enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición, la única manera de detenerlas es actuando desde la gestación.
“Si no empezamos a trabajar desde la gestación y la infancia, será muy difícil cambiar hábitos de alimentación ya en los adultos”, afirma.
Y es que, agrega, la ganancia de peso excesiva inicia desde los primeros cinco años de vida.
Daños a largo plazoSíndrome metabólico, diabetes, hipertensión, síndrome de ovario poliquístico, hígado graso, la dislipidemia, así como asma y problemas ortopédicos se asocian con la obesidad en niños y adolescentes, señala el artículo Prevalencias de sobrepeso y obesidad en población escolar y adolescente de México. Ensanut Continua 2020-2022, realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública.
Además, agrega, esta condición se relaciona con problemas de autoestima y depresión.
De acuerdo con este estudio de Teresa Shamah Levy, directora del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del Instituto Nacional de Salud, entre otros autores, advierte que el exceso de peso en la infancia y la adolescencia está relacionado con factores como la dieta poco saludable, rica en calorías y grasas saturadas, el prolongado tiempo frente a las pantallas y la falta de actividad física.
“Todos estos factores son determinados por un entorno obesogénico, el cual está constituido por la elevada disponibilidad de alimentos y bebidas ultraprocesados en los mercados y su publicidad en diferentes medios, la falta de espacios seguros para realizar actividad física y la deficiencia en el medio de transporte, además de factores estructurales como políticas de gobierno, industria alimentaria y producción agrícola, entre otros”.
Sin actividad físicaCasi 68.3 por ciento de niños y adolescentes entre los 10 y 14 años no cumple con las recomendaciones de actividad física y 82.2 por ciento es sedentario; además, casi 91 por ciento de los adolescentes pasa tiempo excesivo frente a pantalla, revela la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022.
La inactividad física, el comportamiento sedentario y el sueño insuficiente, de acuerdo con el estudio del Instituto Nacional de Salud Pública, se han convertido en un grave problema de salud pública y son un importante factor de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles.
De acuerdo con el estudio Prevalencia de comportamientos del movimiento en población mexicana, el cumplimiento de las recomendaciones ante estos comportamientos es importante para tener una mejor calidad de vida, ya que influyen y se asocian de manera positiva en la salud desde temprana edad hasta la adultez.
“Éstos pueden variar de intensidad, cantidad y calidad, y se relacionan con el estado de salud de una persona. Sin embargo, en los últimos años se ha registrado un aumento en estilos de vida sedentarios como parte de un proceso de adaptación al ambiente alentados por la evolución tecnológica a la que las poblaciones se enfrentan”, advierte la investigación.
Para los autores, es evidente la necesidad de desarrollar estrategias para contrarrestar la inactividad física, el comportamiento sedentario y el sueño insuficiente desde temprana edad en la población mexicana.
“Los resultados de este estudio deberían alertar a los profesionales de la salud, investigadores, maestros, familias, tomadores de decisión y organizaciones de la sociedad civil sobre el gran porcentaje de población que no está cumpliendo con las recomendaciones mínimas de los Comportamientos de Movimiento (CM).
“Si bien en México se han realizado algunos esfuerzos para promover la actividad física a nivel poblacional, es evidente que no han sido suficientes. Además, la actividad física, el comportamiento sedentario y el sueño están altamente relacionados entre sí. Por lo tanto, se requiere de una estrategia comprehensiva para promover el cumplimiento de los CM en conjunto. La evidencia a la fecha demuestra que las intervenciones que combinan los tres movimientos (aumentar actividad física, limitar tiempo sedentario y promover sueño de calidad y suficiente) brindan mayores beneficios en comparación con las intervenciones que los atienden por separado.
“La preparación, diseminación e implementación de guías nacionales de CM en 24 horas adecuadas para el contexto mexicano será fundamental para la promoción de actividad física, limitar el comportamiento sedentario y promover el sueño suficiente y de calidad en conjunto”.
De acuerdo con los autores del estudio, los Comportamientos de Movimiento están determinados por factores de diferentes niveles, desde lo individual, ambiental y político, por lo tanto, no será suficiente con alertar a la población respecto a la importancia de los CM para la salud, sino que se requieren políticas y ambientes que favorezcan formas de recreación activa y segura, adecuadas para todos los grupos de edad en los diferentes lugares donde estos comportamientos ocurren, incluyendo la comunidad, los lugares de trabajo y la escuela.
“La pandemia por Covid-19 tuvo un impacto importante a nivel global y en México sobre los CM de la población que posiblemente se haya perpetuado aún después de los momentos más álgidos de la misma. Por lo tanto, resulta urgente actuar en consecuencia para prevenir el impacto previsto en los sistemas de salud y en la economía de México”, advierte.
Alerta mundial
El sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes es un problema creciente en todo el mundo; se estima que de 1975 a 2016 se cuadruplicó, ya que pasó del 4 al 18 por ciento, indica la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022.
En América Latina, agrega, 30 por ciento de la población de 5 a 19 años tiene esta condición, encabezando la lista México, Argentina y Chile.
En el país, las prevalencias de sobrepeso y obesidad en estos grupos de edad también han mostrado un continuo aumento a través de los años. En 1999, esta condición se presentó en 26.8 por ciento de los escolares y aumentó a 35.2 por ciento en 2018.
En tanto, en mujeres adolescentes, en 1988 era de 11.1 por ciento y en 2018 de 38.4 por ciento.
En el caso de los hombres de este mismo grupo de edad, la prevalencia en 2006 era de 33 por ciento y en 2018 de 35.6 por ciento.
Con información de: reforma.com