Fortalecer los mecanismos de menstruación digna en escuelas
Con el fin de avanzar en sociedades más justas e inclusivas, he propuesto que las autoridades educativas destinen la suficiencia presupuestal para el acceso de productos adecuados para la gestión menstrual.
Esto para niñas, mujeres y personas menstruales, en las escuelas publicas pertenecientes al sistema de educación estatal.
Aparte consideramos urgente la implementación de programas
planes de educación menstrual; esta iniciativa reflejan un compromiso con la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos humanos.
De ahí que las niñas y adolescentes aún están rodeadas de tabús frente a sus propias corporalidades y procesos fisiológicos, por ello, que los insumos de gestión menstrual deberían ir acompañados de una capacitación amorosa que acompañe a niñas y adolescentes en sus procesos menstruales, pues hasta ahora, esto ha sido un tema ausente en las escuelas.
Proporcionar productos de gestión menstrual de forma gratuita en las escuelas públicas, se está reconociendo el derecho de las niñas y mujeres a la educación y al bienestar, sin que la menstruación sea un obstáculo para su participación plena en la vida escolar, como ha sido identificada por generaciones.
Además, esta medida contribuye a reducir la estigmatización en torno a la menstruación y promueve una cultura de apoyo y comprensión hacia las necesidades menstruales de las personas.
Si normalizamos el acceso a estos productos en entornos educativos, se fomenta un ambiente más inclusivo y respetuoso donde las niñas y mujeres se sientan seguras y cómodas durante su período menstrual.
Es importante destacar que el acceso gratuito a productos de gestión menstrual en las escuelas públicas también puede tener un impacto positivo en la salud y el bienestar general de las niñas y mujeres. Al garantizar que tengan acceso a productos de calidad, se están protegiendo contra posibles riesgos para la salud asociados con el uso de productos inadecuados o la falta de acceso a productos menstruales.
La pobreza menstrual es la falta de acceso a productos y a condiciones de seguridad e higiene. De acuerdo con datos del programa Higiene Menstrual del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México 30% de las niñas y adolescentes utilizan papel higiénico en lugar de toallas sanitarias durante su periodo.
De acuerdo con UNICEF en México solo el 5% de los padres hablan con sus hijas de menstruación, por lo que, únicamente el 16% de las niñas y mujeres adolescentes cuenta con conocimientos y significados precisos sobre este proceso fisiológico, el resto debe recurrir a información a través de otras fuentes como el internet, amigas u otros familiares.
Existe muy poca educación sexual en las escuelas, esto a pesar de que esta señalada en los programas y sumado a eso, las personas que dan educación sexual en las escuelas no solo no tienen capacitación, sino que posiblemente nunca han tenido un propio proceso sobre su sexualidad.
Por lo tanto, además de tener información incorrecta o falsa, ésta suele incluir estigmas y prejuicios sociales que los llevan a vivir sus ciclos menstruales con miedo y silencio.
Por ejemplo, se calcula que el 43% de las niñas y adolescentes de México prefieren quedarse en casa que ir a la escuela durante su periodo menstrual.