Venezuela: diplomacia y democracia a prueba
Venezuela.- El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha puesto a prueba la efectividad de la diplomacia, y la importancia de la democracia en América Latina.
Se cumplen hoy tres semanas de las elecciones en la nación caribeña que han sacudido a la región, y que han obligado a los países a tomar una posición en el conflicto.
El Presidente chileno, Gabriel Boric, fue el primero, cuando la misma madrugada del 29 de julio habló de un fraude, después de que el Consejo Nacional Electoral venezolano (CNE) declaró el triunfo de Maduro.
Si bien no ha reconocido al opositor Edmundo González Urrutia como el ganador de los comicios, su voz fue firme y relevante por ser un Mandatario de izquierda.
Quienes sí han señalado como ganador a González Urrutia son otros nueve países del continente, entre ellos Estados Unidos.
En tanto, sin mayor sorpresa, Cuba, Bolivia, Honduras y Nicaragua felicitaron a Maduro.
Pero los ojos están puestos en los otros Gobiernos latinoamericanos considerados de izquierda y que, como ha insistido la líder opositora María Corina Machado, tienen un canal de comunicación abierta con Maduro: Brasil, Colombia y México.
Sorprendió el hecho de que las tres naciones, de gran influencia y tamaño en la región, no reconocieran el presunto triunfo del oficialismo, exigieran la publicación de las actas electorales y hablaran -en el caso del Presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva- de un “sesgo autoritario” en Venezuela.
Pero a tres semanas de los comicios, la paciencia parece colmarse, y como muestra de ello la viralizada intervención del Embajador de Uruguay ante la OEA el viernes pasado.
“Yo tengo mi manual y cada uno tendrá el suyo de cómo se sale de las dictaduras. Pero no se sale felicitándolas, se sale diciendo: ‘Señor: respete el resultado que es evidente, empírico, fáctico, y ganó Edmundo González Urrutia. ¡¿Qué es lo que usted no entiende, señor Maduro?!'”, dijo exaltado Washington Abdala, quien se disculpó por su “tono pasional”, el cual, advirtió, es el que debe usarse.
“Y lo grave de esto, cuando estamos ante terrorismo de Estado, es que algunos leen los derechos humanos de una forma cuando pasa en algunos lados y cuando pasa en otros los leen de otra forma. ¡Son los mismos derechos humanos!”.
No fue el único. Sonia Cavallo, Embajadora de Argentina ante la OEA, llamó a dejar de exigir la publicación de las actas y pasar a reconocer a González Urrutia como el ganador de los comicios.
“La Argentina, junto con otros Gobiernos de este continente, ha reconocido al candidato opositor Edmundo González Urrutia como el ganador de estos comicios. Y ya es hora de que esta organización haga lo mismo, en lugar de solicitar que el Consejo Nacional Electoral trabaje como lo tenía que haber hecho pero no lo hizo”, exhortó.
A decir de Tamara Taraciuk, directora del programa sobre Estado de Derecho del Diálogo Interamericano en Washington, ha llegado el momento de “llamar las cosas por su nombre”.
Si bien, Brasil y Colombia votaron a favor el viernes en el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) -México no asistió a la sesión- de una resolución que exige la publicación de los resultados electorales y una verificación imparcial de éstos, días antes presentaron propuestas de salida a la crisis que incluyen repetir las elecciones o establecer un Gobierno conjunto entre las partes.
“Creo que le queda muy difícil a (Andrés Manuel) López Obrador, a (Gustavo) Petro y a Lula defender a Maduro si quieren seguir diciendo que son Gobiernos democráticos, que se rigen por principios democráticos”, expuso Taraciuk en entrevista.
“Piden que el Gobierno de Maduro presente las actas que sustentan el supuesto resultado electoral de su victoria, y no han reconocido a Maduro, eso está muy bien. Pero van casi tres semanas, no hay evidencia del resultado electoral anunciado. A esta altura deberían llamar las cosas por su nombre y decir que hubo un fraude electoral en Venezuela”.
Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), coincide en que la evidencia, o más bien, la falta de evidencia es clara.
“El principal avance (en estas tres semanas) es que se ha desmontado la versión, la narrativa del Gobierno de Maduro de que ganó una elección sin presentar evidencia. En el caso venezolano la falta de evidencia es la evidencia”, dijo a REFORMA.
“Ya a esta altura todos sabemos que probablemente esas actas electorales que se han reclamado tanto a nivel nacional como internacional no van a ser presentadas, porque presentarlas implicaría mostrar que muy probablemente o que de hecho el Presidente Nicolás Maduro no fue reelecto para su tercer término”.
A decir de la presidenta de WOLA, la crisis venezolana está poniendo a prueba la noción misma de la importancia de la democracia en América Latina.
“Los líderes latinoamericanos que siempre dan discursos, posicionamientos, en los que se presenten como líderes democráticos no pueden avalar una victoria autodeclarada sin evidencia de un líder político como Nicolás Maduro”, expuso.
Hoy, afirmó la especialista en derechos humanos, hay una importante maquinaria diplomática activada para resolver el caso venezolano.
“Nuestros propios contactos con los diplomáticos muestran que las Cancillerías hablan, es decir no cabe duda que el Canciller colombiano y el Canciller brasileño y probablemente la Canciller mexicana están en conversaciones, y algunos de estos conversan a su vez con la Cancillería venezolana”, indicó.
“Esto no se traduce necesariamente en que hablen directamente con el Presidente Nicolás Maduro, pero sí hablan con el Gobierno a través del canal correcto que es el de la Cancillería. La maquinaria diplomática está activada”.
Pero ante un aislamiento cada vez mayor del régimen venezolano, ¿cómo convencer a Maduro de dejar el poder? Con zanahorias, dijo Taraciuk.
“Hay una oportunidad para que México, Brasil y Colombia jueguen un papel, que es mostrarle a Maduro que tiene muy pocas opciones y que la opción de gobernar en una Corea del Norte en América del Sur no es una alternativa que ninguno de ellos va a tolerar, y que no le conviene, porque no va a poder gobernar sin acceso a los mercados”, subrayó.
Pero, aclaró, debe ser una respuesta coordinada y regional que incluya a Estados Unidos y no necesariamente con sanciones o amenazas de sanciones económicas.
“Se deben incluir zanahorias: incentivos legales que se les otorga a algunos individuos en el poder para que vean que tienen un futuro mejor en una transición democrática que aferrándose ciegamente a seguir órdenes de los que no tienen una alternativa”, explicó.
En Venezuela, ahondó Taraciuk, hay dos grandes tipos de delitos: violación a derechos humanos y delitos vinculados con corrupción, narcotráfico y lavado de dinero. Si bien en el caso de los derechos humanos, precisó, hay líneas rojas que no se pueden cruzar, y ciertas personas a las cuales los Gobiernos democráticos no les pueden ofrecer garantías de impunidad, podría darse una alternativa en los casos de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero.
“Si bien hay un principio en el derecho internacional de que hay que investigar y que no debe haber impunidad, los fiscales tienen enorme discreción sobre cómo hacerlo, entonces ahí sí tienen la posibilidad de otorgar ciertas garantías de reducción de la pena, beneficios fiscales a cambio de pasos concretos para una transición democrática, sobre todo en Estados Unidos, donde están las principales investigaciones por estos hechos”, explicó la especialista en Estado de Derecho.
“Y como el poder no es monolítico en Venezuela, o sea Maduro no es (Hugo) Chávez, ahí hay una oportunidad para generar un quiebre, ofreciendo beneficios a ciertos individuos en las estructuras del poder para que no sostengan más al régimen”.
Lo cierto, dice Jiménez Sandoval, es que aún no se han escuchado todas las ideas e iniciativas para resolver la crisis venezolana. Lula propuso esta semana la repetición de elecciones o un Gobierno mixto. Petro lanzó la idea de un pacto como el que tuvieron hace décadas en Colombia entre conservadores y liberales.
“Uno tiene la impresión de poner ahí sobre la mesa ideas, y no queda claro cuáles se han consensuado con Nicolás Maduro, pero en todo caso la idea de una repetición de la elección claramente no ha sido consensuada con la Oposición”, apuntó.
Machado y González Urrutia consideraron dicha iniciativa una “falta de respeto”.
“Yo creo que vamos a seguir viendo diferentes ideas y propuestas, porque en Venezuela quien sea elegido Presidente no asume hasta enero de 2025, o sea que nos toca prepararnos para un maratón, porque, por una parte, tienen una élite en el poder que se rehúsa a dejar el poder, pero también tienes una posición de ciudadanía que no está dispuesta a aceptar la represión, el miedo y la presentación de un resultado que no tiene evidencia, entonces creo que la historia electoral de esta elección aún no termina”, concluyó la presidenta de WOLA.