Enfrentarán comunidades indígenas el invierno sin cosecha de maíz
Bacajípare, Urique.- Este año las cosechas de maíz y frijol escasearon tanto que las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara deberán enfrentar el invierno sin esa reserva de alimentos tan importante; la pobreza alimentaria en este caso, es propiciada por las condiciones climáticas, ya que a pesar de todo el trabajo que requiere un cultivo, cientos de familias no obtuvieron las cosechas que esperaban y en muchísimos casos, ni siquiera lo suficiente para sobrevivir el invierno.
La fiesta del maíz, una esperanza para un mejor porvenir
Cada año, la comunidad rarámuri de Bacajipare del municipio de Urique junto con otras comunidades de la región y con el acompañamiento de Consultoría Técnica Comunitaria (Contec) hacen esta celebración; este 2017, realizaron la XIII Fiesta del Maíz.
El jueves pasado (30 de noviembre) comenzaron a llegar autoridades y habitantes de casi una decena de comunidades rarámuri de la zona de la Barranca del Cobre, de los municipios de Urique, Carichí y Bocoyna, para celebrar el final del ciclo agrícola, los logros obtenidos y pedir a Onorúame que bendiga el próximo ciclo con lluvia y una abundante cosecha.
El viernes por la mañana se realizó el saludo a la Cruz, que consiste de persignarse ante ella desde los cuatro puntos cardinales y saludar a todas las personas que atienden la ceremonia; luego, las y los gobernadores indígenas y otras autoridades tradicionales presentes, hablan ante la concurrencia y se da la palabra para quien quiera decir o agradecer algo ante la Cruz.
Durante todo el día y parte de la tarde, las comunidades hablaron de las actividades de defensa que llevaron a cabo durante el año; este 2017, los principales temas fueron: la defensa del territorio, la defensa del derecho al agua y al medio ambiente frente a la tala inmoderada del bosque.
Fueron integrantes de las comunidades de Bacajípare, Huetosachi, Cuiteco, El Churo, Bosques de San Elías Repechique, Tewerichi, Norogachi, San Alonso y Mogotavo, quienes se reunieron en el Salón Comunitario, donde un representante de cada una de las comunidades mencionadas, habló a las y los asistentes sobre las acciones de defensa que realizaron durante el último año.
Entre los logros destacan: la sentencia de la Segunda Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Chihuahua, que reconoció a la comunidad de Huetosachi los derechos de propiedad sobre su territorio ancestral y que había sido reclamada bajo amparo por un particular.
También se celebró haber logrado después de más de 5 años de lucha, la clausura del vertedero de aguas negras del Hotel Mirador, ubicado en Areponapuchi que afectó seriamente a la comunidad de Bacajípare. Entre los niños presentes hubo algunos que sufren en su rostro las huellas de este agravio; también este año se obtuvo el primer pago del Fideicomiso para la comunidad Bosques de San Elías Repechique, luego de que ganaran un amparo ante la construcción del Aeropuerto de Creel por el Gobierno del Estado, violando el derecho a la consulta libre, previa e informada de la comunidad.
Bosques de San Elías Repechique, también obtuvo este año la suspensión de permisos de aprovechamiento forestal en su territorio, gracias a un amparo y diversas manifestaciones pacíficas que la comunidad realizó para impedir que se sigan talando árboles desmedidamente en sus tierras.
Contec ha acompañado y asesorado jurídicamente a las comunidades en todas estas luchas, dando además otros servicios a las comunidades, como la promoción de la economía campesina y la gobernabilidad en comunidades indígenas y ejidos forestales de la Sierra Tarahumara, mediante la capacitación, la asesoría técnica y la defensa de los derechos de las comunidades.
Además, cada año, la organización realiza una encuesta sobre las cosechas de maíz y frijol que levantan las comunidades y esta información es devuelta a ellos mismos, para que sus integrantes estén al tanto de la situación que como comunidad viven y que muchas veces, son similares en diversos aspectos. Este año, por ejemplo, la escasez del maíz.
Preocupante, la falta de maíz
El segundo tema importante de la reunión fue la cosecha del maíz: este año fue preocupante la escasez del vital alimento, ya que las comunidades indígenas sólo lo cultivan para su autoconsumo, y al carecer de él, se ve seriamente comprometida la garantía de alimentación durante el próximo invierno.
Las principales causas de la falta de cosecha de maíz este año que se detectaron por las comunidades fue la falta de lluvias, la deforestación y el cambio climático; según manifestaron las comunidades, este año llegaron muy tarde las primeras lluvias y se fueron muy temprano, dejando tras de sí, milpas siniestradas o mazorcas infantiles en las cosechas; como es bien conocido, el maíz es la base de la alimentación de estas comunidades: las tortillas, los tamales, las gorditas, el pinole, son platillos que todos los días consumen las y los integrantes de las comunidades.
El cambio climático y la deforestación de los bosques causan la falta de lluvia y por ende, se afecta directamente la alimentación de las comunidades que viven de la tierra; así es como el cultivo del maíz se convierte en otra forma de resistencia de las comunidades indígenas, que luchan por conservar su cultura y su estilo de vida, íntimamente ligados a los ciclos agrícolas: el maíz entonces, es un aspecto de la identidad indígena, pues su cultivo ha permitido su sobrevivencia hasta el día de hoy y su uso y aprovechamiento, encierra diversos aspectos de la cultura rarámuri.
Es así que el próximo invierno será una época de incertidumbre para las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara: la falta de cosechas de maíz, tambalea la seguridad alimentaria de miles de familias, por lo que muchas de ellas deberán migrar a donde puedan trabajar o pedir apoyos de semilla y despensas a las instancias públicas, haciéndose cada vez más dependientes del Estado Mexicano y acercándose un poco más a la pérdida de su cultura, que fundamentalmente se apega a vivir de la tierra.
Sin embargo, esto no merma el ánimo de las comunidades: la fiesta del maíz es precisamente, para pedir bendiciones a Onorúame, para que llueva y el próximo año haya una mejor cosecha, dándoles la oportunidad de conservar su estilo de vida y su cultura; dándoles la oportunidad de continuar viviendo en las barrancas y en los bosques, entregándose a su otra religión que pasa casi inadvertida por el resto de la población mexicana: el trabajo de la tierra.
Pero en medio de toda la adversidad, la violencia y el infortunio, el ambiente sigue siendo de fiesta: las mujeres y los hombres enseñan con orgullo el fruto de su trabajo: maíces azules, blancos, blandos y duros; papas, quelites y frijol; orejones de durazno, hierbas medicinales, wares y pulseras, aretes y llaveros y toda clase de artesanía.
El colorido parece anteponerse ante la desesperanza, así como el trabajo y la gestión incansable de las comunidades, pues les fortalece y nutre la lucha que durante décadas han librado en los tribunales para ser reconocidos como dueños legítimos de sus tierras y como guardianes herederos de los bosques.
Esta fiesta se celebró también, en el marco del cumplimiento de 18 años de Contec, acompañando la ardua lucha plagada de sufrimientos y logros de las comunidades.
Con información de: tiempo.com