Migrantes africanos dicen que México es más racista que EU
Chiapas.- Los migrantes africanos huyen de los rebeldes y sus armas… Y como los de Honduras, El Salvador o Guatemala, caminan hacía el sueño americano. Maketa Cedrick de Jesús es uno de ellos.
Junto con su esposa embarazada y sus dos hijos de 2 y 5 años avanza en territorio nacional. Maketa está seguro que sí llegará y le envía un mensaje al presidente de ese país: “Quiero decir a Trump, Estados Unidos no es de él.
Es el presidente, mas no es el propietario del país; nosotros no llegaremos a su casa, la gente va al país”. Sin embargo, afirmar que Maketa y su familia avanza es mucho decir.
En realidad se encuentran estacionados desde hace 20 días a las afueras de la estación migratoria de Tapachula, Chiapas. Dice que vienen solos, sin ayuda de polleros. Y para demostrarlo habla de los riesgos en el camino y de lo que ha gastado en el viaje: 3 mil 850 dólares.
Los que contratan bandas de tráfico de migrantes “pagan más”. Mas o menos 7 mil dólares o 15 mil o 20 mil, pero van directos, seguros. Los migrantes africanos vienen de República Democrática del Congo, Angola, Camerún, Ghana, Burkina Faso, Guinea, Nigeria, Kenia, Etiopía y más.
Tardaron seis meses para llegar a nuestro país. Salieron en avión del Congo, rumbo a Cuba y de ahí pasaron por Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. Todo en bus, como ellos le dicen, y caminando.
La noche del jueves cayó una tormenta en Tapachula. Tocaron las puertas de la estación migratoria y nos les abrieron. Se colocaron bajo el techo del portón principal y fueron quitados de ahí.
Se mojaron y durmieron parados. Con los africanos conviven migrantes de Sri Lanka, Nepal, Bangladés, India, Afganistán, Palestina, Haití, Cuba, Angola, entre otros. En total, 800 migrantes a la intemperie.
A las puertas de la estación migratoria no hay autoridades que los atiendan; el pasado miércoles personal del Instituto Nacional de Migración les aplicó un “prerregistro” con la promesa de que algunos de ellos serían ingresados, pero nunca les cumplieron.
A la charla con Maketa se unen las mujeres, Tatiana, Many y Marvil, quienes son las únicas que hablan algo de español, salpicado de vocablos de su idioma, ningala. Maketa dice que en el Congo el conflicto entre rebeldes de izquierda y derecha, Mai Mai y M 23, afecta a la población entera. Y ésta huye… Se va a lugares apartados o simplemente abandona el país. En su recorrido por América del sur hasta México han enfrentado todo: la selva de Colombia les cobró el paso. Un ladrón mató a un compañero de viaje que no traía dinero para dar.
También del Congo, Adilson ahí se quedó. Entre Maketa y sus amigos cavaron un hoyo y lo metieron. En Panamá estuvieron por lo menos dos meses.
A la espera de su documento migratorio “la gente tiene que ir a otro campo de refugiados, demora mucho, mucho”.
En Nicaragua “para pasar piden 150 dólares por persona, igual niños; y si una mujer va embarazada tiene que pagar los dos: ella y el bebé; y si una señora tiene cinco hijos, igual 150 dólares por cada uno”.
Pero su opinión sobre el gobierno de México es definitiva: “Es el peor: no da atención a refugiados. Anoche llovió y adentro no nos dieron atención. Hay mucho racismo aquí”. Y aseguran que en EU sí “valoran al migrante”.
Tomado de Milenio.