Seré la voz que se alce por todos los pueblos originarios: Romeyno Gutiérrez
Llevaré su canto al legislativo
Soy Romeyno Gutiérrez. Hoy inicio mi campaña para la diputación por el IX Distrito Electoral, en los postrimeros días de Semana Santa, cuando mi pueblo, los rarámuris, danzan el yúmare o yúmari, un baile ancestral en el cual mi cultura ha logrado resistir ante los embates, los abusos y las injusticias que ha sufrido desde los años de la Colonia.
Seré el primer candidato rarámuri a una diputación. Antes de estar en la política he sido un pianista que lleva en la sangre los cantos antiquísimos de mi pueblo y que los ha representado en su piano, con la misma entrega que otras piezas de música clásica. Ese coro y esa danza que expresan las decenas de generaciones de rarámuris, es la voz que pretendo llevar al Congreso de la Unión.
Yo nací en Retosachi una comunidad del municipio de Batopilas. En aquel poblado tuve mi primer contacto con la música, con el canto de los pájaros, el rumor del río y el viento que peina los altos pinos. Mi padre, Juan Gutiérrez, era un talentoso violinista de mi comunidad, él tuvo una entrañable amistad con el pianista estadounidense, Romayne Wheeler, un hombre que ante el hartazgo de las sociedades de consumo, se había aventurado a viajar a la Sierra. Aquel territorio de asombrosos y bellos paisajes terminó convirtiéndose en su hogar y nuestra comunidad lo adoptó como si fuese un hermano más.
Romayne Wheeler pronto se convirtió en mi padrino y maestro que guiaría mi pasión a los melodiosos y gloriosos territorios del piano y la música. Al nacer fui bautizado de forma homónima a él, por el enorme cariño que le tenía mi papá.
Aprendí a tocar el piano desde pequeño y fui enriqueciendo mis conocimientos sobre la música con el paso del tiempo. Estudié la carrera de Música en la Univerdidad Autónoma de Chihuahua hasta el noveno semestre y llegué a tocar en importantes conciertos en más de 50 países de todo el mundo.
Mi esfuerzo lo he dedicado a mi comunidad, a través de una fundación, gran parte de las ganancias de mis conciertos están destinados para la población de mi terruño; para que mi gente tenga acceso a servicios de salud, educación y a satisfacer otras de sus necesidades. La música ha sido un vínculo que me ha permitido acercarme a la vida social y espiritual de mi comunidad y de otras poblaciones del mundo.
El Congreso de la Unión ha tenido en sus asientos un enorme porcentaje de diputados de origen mestizo, han sido muy pocos los legisladores de origen indígena o que se han reconocido como una de los 68 etnias de estos pueblos que hay en México. A pesar de que los pueblos originarios en el país o el estado sean menores a comparación de otros sectores de la población, los grupos indígenas necesitan y deben tener una considerable representación en los distintos poderes, tanto a nivel ejecutivo, legislativo como judicial. Debemos normalizar la idea de que haya personas de origen indigena en el poder, como lo hemos hecho con Benito Juárez, un hombre de ascendencia zapoteca que logró ser presidente de esta nación.
Buscó ser un representante digno para los grupos étnicos que hay en el estado como los rarámuris, warihó, odames y o’ob y también de los distintos pueblos indígenas que conforman el país. Son de los grupos que más necesitan ser escuchados ya que han sido y son los habitantes que sufren mayores índices de pobreza y violación a sus derechos.
Conmigo en el legislativo se tendrá una voz que abogue por las culturas, el patrimonio, los derechos y las lenguas de estos pueblos que enriquecen nuestro país y que son de gran relevancia para todos, ya que en ellos se cifra un universo o una visión del mundo olvidada, que si se atendiese como se debe, nuestro entorno natural y urbano y toda la población en general estaría en una situación más favorable.