Aterrorizan cárteles a México mientras fuerzas de seguridad se quedan cortas
Celaya.- El carnicero había sido asesinado y nadie sabía por qué. La ejecución ocurrió a plena luz del día mientras trabajaba en un restaurante familiar, uno de los muchos asesinatos que quedan sin resolver cada semana en Celaya, una de las ciudades más peligrosas de México.
Sus compañeros de trabajo y familiares lloraron y bebieron tequila para calmar sus nervios, mientras un perito forense caminaba entre mesas aún cubiertas con comida dejada por clientes que habían huido durante el tiroteo.
La difícil situación de esta ciudad es parte del empeoramiento de la situación de seguridad en todo el país. La policía en lugares como Celaya dice que las bandas criminales los superan en armas en una guerra que están perdiendo, mientras que las fuerzas federales destinadas a luchar en estas batallas a menudo parecen aparecer después de que termina el tiroteo.
Muchos funcionarios y analistas dicen que el derramamiento de sangre sin fin, una señal de que un gobierno está perdiendo el control del país, se ha visto exacerbado por la estrategia de seguridad transformadora implementada por el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, poco después de asumir el cargo, que destruyó las operaciones de inteligencia y hasta ahora no ha logrado sofocar la carnicería.
La violencia ha continuado sin cesar en todo México mes tras mes: durante unos días en agosto, los cárteles de la droga y las pandillas causaron estragos en cuatro estados, disparando contra policías y tropas, quemando negocios y vehículos, y cerrando carreteras y negocios, incluso en Celaya. Días después, el hijo del alcalde de Celaya fue asesinado afuera de una farmacia. Más violencia esta semana obligó a escuelas y universidades a cancelar clases en el estado de Zacatecas.
López Obrador ha minimizado la violencia bajo su gobierno y, en cambio, culpó del problema a las administraciones anteriores.
“Nuestros adversarios están exagerando”, dijo el presidente en una conferencia de prensa reciente. “Es como una puesta en escena, es propagandístico. No hay mayor problema, pero sí quieren agarrar esa bandera de la violencia”.
Sin embargo, en Celaya, el ataque al restaurante fue un miércoles por la tarde normal. Aparentemente todos en esta ciudad de unas 500 mil personas en el centro de México conocen a alguien muerto o desaparecido. Los homicidios en la ciudad aumentaron un 32 por ciento en los primeros cuatro meses del año en comparación con el mismo período en 2021. Los voluntarios de la comunidad se reúnen semanalmente para buscar cuerpos. El gobierno rara vez es capaz de prevenir la violencia o llevar a sus perpetradores ante la justicia.
Celaya fue una vez un centro próspero y pacífico en el estado de Guanajuato, con importantes carreteras nacionales y vías férreas que lo conectan con Estados Unidos. Una industria automotriz vibrante atrajo a familias japonesas a vivir en medio de su hermosa arquitectura colonial, viajando a las fábricas de Honda y otras compañías internacionales.
Pero Celaya dio un giro brutal hace unos cuatro años, cuando uno de los cárteles más poderosos de México, Jalisco Nueva Generación, luchó con una organización criminal local por el territorio. Ahora, el gobierno local lucha por afirmar el control sobre la seguridad, y muchos extranjeros y mexicanos adinerados se han mudado de la ciudad.
Con información de: thenewyorktimes.com