Insuficientes los apoyos a la Sierra
Entre el hambre y la desnutrición, es como viven alrededor del 60 por ciento de los niños y niñas (de cero a cinco años) que habitan en la Sierra Tarahumara, debido a varios factores como la falta de acceso a la salud, la tala legal e ilegal, el desplazamiento forzado y la puesta en marcha de un sinfín de programas estatales y federales, los cuales no han sido adecuados para quienes habitan en las comunidades de esta zona, así como el desdén corralista.
Semanas atrás, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), emitió una recomendación dirigida al gobierno del estado de Chihuahua y al presidente de Guadalupe y Calvo, Julio César Chávez Ponce, por la muerte de siete niños por desnutrición entre los años 2019 y 2020 de la comunidad de Choréachi, años correspondientes a la administración del exgobernador Javier Corral.
Sin embargo, estos no son los únicos casos que existen ya que, aunque no se tiene una estadística real de cuántos niñas y niños de este rango de edad habitan en aquella zona, se estima que más de la mitad tengan esta condición.
Tan sólo en la comunidad anteriormente mencionada, durante la primera toma de peso y talla realizada por los promotores de salud entre el 27 de abril y el 13 de mayo del 2022, se registró que de estos 45 niños (23 hombres y 18 mujeres), el 82 por ciento de los menores de edad evaluados, es decir, un total de 37 presentaban algún tipo de desnutrición.
El 58 por ciento contaba con desnutrición aguda con pérdida severa de peso, el 22 por ciento tenía desnutrición crónica y retardo en el crecimiento y el dos por ciento, padecía emaciación y desmedro, lo que significa que tenían un retraso en el crecimiento y una pérdida severa de peso.
Además, sólo el 11 por ciento mostró una condición nutricia normal y el 7 por ciento restantes, sobrepeso u obesidad.
“Nosotros nos hemos encargado de capacitar promotores a través de Alianza Sierra Madre a promotores de la comunidad para que justamente ellos puedan hacer esta vigilancia nutricional, porque veíamos que era algo importante”, expresó Ernesto Granados, especialista en nutrición.
Asímismo, el experto en nutrición explicó que muchas veces el niño viene con bajo peso o baja estatura desde que está en el vientre, por lo que también es importante la cuestión de salud digna en las madres gestoras.
Existen dos tipos de desnutrición: la crónica y la aguda; la primera es cuando un infante tiene una talla inferior a la estándar para su edad, por ejemplo, puede tener cuatro años, pero parecer de dos, lo cual dificulta su detección y puede permanecer invisibilizada. Una vez que el retraso en el crecimiento es diagnosticado, no hay marcha atrás.
La segunda ocurre cuando el peso del niño o niña se encuentra muy por debajo del estándar de referencia para su talla. Este tipo de desnutrición es grave, y requiere de atención inmediata.
“El sector salud sólo atiende la desnutrición aguda; es donde pone más atención porque es la que se tiene que atender de forma urgente, pero la desnutrición crónica que viene desde el embarazo, pareciera que no tiene importancia”, señaló Ernesto.
En este mismo sentido, Ernesto, quien ha viajado y permanecido en varios lugares de la sierra; refirió que donde mejor se encuentran estos niños son las zonas que están más urbanizadas; sin embargo, aunque la prevalencia es menor, la desnutrición se sigue presentando en al menos un 40 por ciento.
“Todo depende de la zona en la que se éste, pero se estima que más del 60 por ciento de niñas y niños de cero a cinco años tengan este padecimiento. Esto significa que de 900 niños que en alguna ocasión analizamos el 60 por ciento tenían un grado de desnutrición, es decir, como 500, 640 niños”.
De acuerdo con el experto en la salud, una de las prioridades que debería de tener la autoridad es dar la atención a las madres ya que no sólo se trata de desnutrición de los niños sino también en ellas.
“Por ejemplo, yo no había puesto atención en las mamás hasta que una vez en un pueblo, una de ellas pesaba 30 kilos y en ese momento pensé que algo se le había modificado a la báscula o algo por que no se veía flaquita por sus faldas y pensé que estaba pesando mal o que se trataba de libras pero no, no era así y ahí me sacudió mucho porque se trataba además de una mujer adulta, de alguien mayor”.
Para él fue muy impresionante ver algo así, ya que se trataba de una mujer que además estaba amamantando.
“Fue ahí cuando yo comencé a poner más atención en ellas; porque este panorama seguramente se repite en muchos lugares”.
Al cuestionarle al nutriólogo a que se debía esta problemática, refirió que existen varios factores, el desplazamiento forzado, la tala legal e ilegal, la falta de acceso a la salud y la promoción de programas que no son benéficos para ellos.
“Hice algunas entrevistas para saber justamente esto, y bueno, descubrí que la leche no era una solución, pues para ellos no es de su agrado, no es de sus preferentes y pues con razones bastantes lógicas e históricas. Para ellos no es importante la toma de leche ya que nunca hubo vacas allá, pero si lo es por ejemplo el maíz y el frijol”.
“No se trata de llevarles el plato del buen comer, es ver que es lo que necesitan ellos, comprender el sistema alimentario de cada lugar; por ejemplo, los niños necesitan un aporte un poco más alto que los adultos de grasa, de proteína y ellos podrían alimentarse con frijoles, semillas de calabaza, el atolito, quelites, etcétera”, dijo Ernesto.
Al cuestionarle si alguna autoridad de la Secretaría de Salud había tenido un acercamiento con ellos, dijo que sólo en el año pasado se comunicó para decir que ya estaban cumpliendo pero de ahí en más ya no.
“Muchas veces también lo que hacen es que le echan la culpa a los integrantes de las comunidades cuando en realidad ellos tienen que caminar hasta cuatro horas para llegar a la caravana de salud, por lo que muchas veces no van, lo que se debería de hacer ahí es que ellos deberían bajar a la comunidad, pero tampoco se hace”, dijo Ernesto.
EN QUÉ CONSISTE LA QUEJA
En la queja emitida por la CNDH, señalan que se quebrantaron el derecho a la salud, la alimentación, a la educación y al nivel de vida adecuados. Al principio, las autoridades de la comunidad rarámuri presentaron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por el fallecimiento de estos siete menores de edad y debido a la gravedad, el caso fue atraído por la CNDH.
En la querella, se dio a conocer que luego de unas entrevistas realizadas en la comunidad anteriormente mencionada, se pudo documentar que el centro de salud más cercano se encuentra a dos horas de distancia en auto y que el Centro de Recuperación Nutricional (CERENAM) se encontraba en esos momentos sin médico, lo que hace imposible el acceso a la salud.
A eso se suma que, muchas mujeres que estaban embarazadas, fallecieron a causa de la falta de atención médica y de las dificultades que existen para ser transportadas a los hospitales debido a la lejanía, porque los servicios no llegan a la comunidad y no hay presencia de ambulancia para la atención por parte de las autoridades.
Además, la Caravana de Salud que llega a la cabecera de la comunidad, está conformada por un chofer y una enfermera, careciendo de personal médico que otorgue medidas de atención y tratamiento apropiado de primer contacto lo que compromete el servicio a la salud de la población de las comunidades donde brindan el servicio.
De acuerdo con Ernesto Palencia, Rosa María Sáenz y Susana Navarrete, de la asociación civil Alianza Sierra Madre, este asunto fue calificado por la CNDG como de especial gravedad, ante el estado de vulnerabilidad en el que se encontraba la niñez indígena.
En la recomendación señalaron que “debido a la discriminación, la exclusión social, las políticas de asimilación y otros factores que históricamente de manera injusta han sufrido los pueblos y comunidades indígenas asentados en el territorio nacional, se encuentran en situación de vulnerabilidad que ocasiona que el acceso a los bienes y servicios necesarios para que vivan de manera digna y desarrolladas de acuerdo con sus aspiraciones propias, sea muy difícil”.
De igual manera, el documento refiere que esta situación exacerba en las mujeres y la niñez de estos pueblos por lo que la vulneración es aún más grande.
Debido a lo anterior, el organismo nacional el cual, según refieren debe abordarse desde una perspectiva del contexto social en el que se encuentra de interseccionalidad, con la finalidad de que las autoridades encargadas de velar por la garantía, protección y promoción de sus derechos humanos tengan un panorama más amplio sobre sus necesidades y en conjunto con la comunidad realicen las acciones necesarias para lograr la reparación del daño ocasionado a las víctimas.
La Comisión Nacional, determinó que la comunidad en general y predominante a las niñas y niños de Choréachi, municipio de Guadalupe y Calvo, se encuentra en situación de vulnerabilidad debido a que es una comunidad alejada, dispersa y ubicada en la Sierra Madre Occidental, sin medios de transporte ni de comunicación eficaces que también limitan e impiden el desarrollo de la población.
Expuesto lo anterior, esta se sintetiza en pobreza con mayor riesgo de enfermar y fallecer sin atención médica, por lo que la CNDH refiere que es urgente que se destinen recursos económicos, sociales y culturales potenciales que mejoren y garanticen la calidad de vida de las personas a través de acceso a la educación con pertinencia intercultural, fuentes de empleo, alimentos suficientes en calidad y cantidad, atención materno infantil, agua potable, saneamiento y servicios de salud adecuados para contrarrestar la desnutrición desde un enfoque preventivo.
Aunque hasta este momento, no se sabe si el Estado recibió la recomendación, el órgano derechohumanista brindó un plazo de seis meses para que la autoridad realice un censo actualizado para conocer cuántas niñas y niños viven en la comunidad, así como un diagnóstico sobre las necesidades en materia de acceso colectivo a la salud, a la seguridad alimentaria con la finalidad de generar una adecuada planeación de los recursos materiales y humanos indispensables para implementar las medidas individuales y colectivas.
Además, da el mismo plazo después de la aceptación de la recomendación para que implemente un curso integral sobre la capacitación y formación en materia de derechos humanos a personal de las direcciones, áreas y unidades de la Secretaría de Salud y del Municipio de Guadalupe y Calvo.
UNA PROBLEMÁTICA A ATENDER DESDE EL AÑO PASADO
El año pasado, El Diario de Chihuahua informó sobre esta problemática en la que resaltó la muerte de otros cuatro niños durante el 2022 y otros 15 más con desnutrición severa quienes tuvieron que ser trasladados a la clínica Santa Teresita en Creel.
Ante esta situación y en aquella ocasión, Héctor Fernando Martínez, Vicario de la Diócesis General de la Tarahumara y sacerdote de Sisoguichi, informó que la necesidad de atender esta situación es tanta que, incluso viajó hasta la capital para establecer mesas de trabajo con las autoridades estatales.
“Tuvimos una mesa de trabajo con el titilar de la Comisión Estatal de los Pueblos Indígenas y con el asesor del Gobierno del Estado porque tenemos tres problemáticas fuertes, uno de ellos es la desnutrición y por ello queremos que se atienda el programa nutricional para niños; otro sí, es el tema de los médicos en las regiones, que no son suficientes; pero más que el tema de los médicos, es el desabasto que se tiene de medicamentos”, expresó el Vicario.
En el tema de desnutrición, Héctor expresó que, es importante que, se abran de nueva cuenta los Centros Regionales de Nutrición y Albergue Materno (Cerenam), mismos que, en muchos lugares no se han abierto.
“Por ejemplo en Sisouguichi, no tenemos Cerenam, y bueno, tenerlo era importante porque aquí se daba acompañamiento a las mujeres gestantes, durante el parto y además, se nutría a los niños hasta los dos años y claro que, esto reducía de alguna manera los índices de desnutrición, pero algunos de ellos lamentablemente se cerraron y por eso volvió a aflorar el problema”.
Así mismo, el sacerdote dijo que, actualmente la Clínica Santa Teresita, está atendiendo a esos niños que vienen de comunidades lejanas, pero que sin embargo, no son los únicos.
“Tenemos y estamos atendiendo los casos más agobiantes; la gente los llevó ahí porque ya están en situaciones muy apremiantes, pero aunque ellos están ahí por desnutrición severa, en la Sierra existen muchos otros casos más”, refirió Héctor Fernando Martínez.
El jesuita también informó que cuatro niños fallecieron debido a este estado patológico que se presenta en distintos grados de seriedad y de diversas manifestaciones clínicas, causado por la asimilación deficiente de alimentos ingeridos por el organismo.
Entre las otras problemáticas se encuentra también el poco personal médico; pero más que eso, actualmente se han enfrentado a un desabasto de medicamentos.
“Queríamos también plantear la oportunidad de dar teleconsultas; pero esto no es posible porque aunque haya personal médico no hay medicamentos; medicamentos que son tan básicos como un paracetamol”.
A lo largo del tiempo, las personas que viven en la Sierra Tarahumara se han enfrentado a problemas como estos, pero no sólo eso sino que además, han sido víctimas del crimen organizado, han sido desplazados de sus comunidades y han recibido poca atención por parte del Gobierno Federal y Estatal.
Con información
de: eldiariodechihuahua.com