Escasez de agua en Oaxaca: colonias tardan hasta 50 días en recibir abasto; hospitales y restaurantes suspende servicio
En la capital de Oaxaca sólo distribuyen 195 litros por segundo cuando deberían ser mil 100 litros por segundo; la escasez de agua obligó a algunos hospitales a suspender ciertos servicios y hay escuelas que pararon clases.
“Queremos agua no magia”, se leía en una manta que sostenían dos mujeres el 9 de julio de 2023, en medio de un acto oficial en Jalatlaco, el primer “Barrio Mágico” de Oaxaca. La crisis del agua ya se veía venir. Los habitantes del emblemático lugar llevaban más de 35 días sin agua. Hoy ese barrio y colonias de la zona metropolitana tardan entre 40 o 50 días en recibir el agua.
La escasez se ha presentado en el 90 por ciento del área geográfica que cubre el Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca (SOAPA). El organismo reportó que solo se distribuyen 195 litros por segundo que resultan insuficientes, ya que para el abasto de la ciudad y zona metropolitana se requieren al menos mil 100 litros por segundo.
La condición actual es crítica. Varias cafeterías, restaurantes y museos cerraron el servicio de sanitarios y dos hospitales, el del ISSSTE y el Hospital Civil también padecen la ausencia de agua. En el primero, en el mes de febrero suspendieron los servicios de hemodiálisis y de cirugías por falta de agua. Hace una semana, el personal dijo “no hay agua en los baños ni para lavarse las manos y el servicio de lavandería está suspendido”.
Apenas el viernes pasado la escuela primaria Enrique Pestalozzi, ubicada en el centro de la ciudad, suspendió clases por falta de agua potable para sus actividades diarias.
¿Por qué no hay agua en Oaxaca? Fugas e infraestructura vieja, entre las causas
El argumento del titular de la SOAPA, Omar Pérez Benítez, es la baja producción en los pozos que abastecen el área. Por otro lado, dice que más de 27 pozos están en proceso de limpieza o rehabilitación, de un total de 40 aproximadamente y una red de distribución que tiene entre 30 o 40 años de antigüedad, según el funcionario. A eso se suma la falta de recarga de los mantos acuíferos, la sequía y el cambio climático.
El director del Instituto de la Naturaleza y Sociedad de Oaxaca, el biólogo y maestro en ciencias Juan José Consejo dice que es un sistema muy viejo. Estima que tienen más de 50 años de antigüedad, y esto ocasiona problemas por falta de presión, sobre todo en las zonas de la periferia.
Además, hay muchas fugas. SOAPA calcula un 20 o 30 por ciento de pérdida de agua por fugas. En cambio, Juan José Consejo habla de un 50 por ciento: “Estamos tirando la mitad de la poca que hay”. No hay claridad en el dato. Lo que es claro, es que cada vez más gente tiene menos acceso al agua en la capital y el ejemplo más evidente son los camiones cisterna tipo pipas circulando todo el día por la ciudad para abastecer a las viviendas.
Con pipas intentan abastecer de agua la capital de Oaxaca
El padrón de concesionarios del estado de Oaxaca (2018) indica que hay aproximadamente 350 concesiones otorgadas para el servicio de acarreo de agua en Oaxaca de Juárez y algunos municipios cercanos, como la Unión de Piperos del Sureste, Sindicato Nacional De Trabajadores Permisionarios Del Autotransporte, Similares y Conexos CTM, Sindicato Libertad de Trabajadores de México, Unión de Pipas y Camiones Materialistas de Oaxaca, Confederación Nacional de la Productividad, entre otros sindicatos y asociaciones.
Por eso en la Unidad Habitacional Infonavit, una de las más afectadas por la falta de agua, dicen que en temporadas empiezan a ver un desfile de pipas. “Son paisajes cotidianos”, comenta una vecina, quien ha tenido que esperar 30 o hasta 50 días para recibir agua. Algunas personas han tenido que pagar de 800 a mil 500 pesos la pipa de 10 mil litros y la de 5 mil a 850 pesos.
Más de dos décadas sin agua en colonia de Oaxaca
Aquel día en el “barrio mágico” se puso en el centro de la discusión la escasez de agua en la ciudad de Oaxaca, pero el problema de distribución tiene más de dos décadas. Hay lugares, como en la colonia Luis Donaldo Colosio, a unos 15 minutos del centro de la ciudad, que desde su fundación hace 20 años ha vivido sin agua. Apenas hace cuatro años comenzaron a recibir el servicio y actualmente el agua les llega cada mes.
“No tiene hora, a veces llega en la noche o a las dos de la mañana. Hay que estar al pendiente porque si no nos quedamos sin agua. Nos alcanza para todo el mes porque tengo dos tinacos y unos botes, pero la reciclamos lo más que se pueda”, dice doña Martha García, La güera.
La güera llegó a vivir ahí hace 20 años. Dice que siempre ha tenido que comprar: “Hace como un mes me costó mucho, llamamos a las pipas, pero no querían venir por un tinaco. Una semana ocupamos agua de garrafón que cuesta 18 pesos, ¡siete garrafones diarios ocupaba!, ya queríamos hacer como los gatitos, solo limpiarnos, pero no se puede uno quedar sin bañar”.
“No me la traían. ‘No hay agua en los pozos, está en espera’, me decían. Hasta que dije, ‘no puedo vivir así’, y les hablé. ‘Ya mero le va a tocar doña’, me dijo. Al otro día llegó la pipa y también llegó el agua. A la mayoría en la colonia nos pasa igual, solo algunos que pudieron construyeron su cisterna y reservan agua para más tiempo”.
¿Si los pozos están en nuestra tierra, por qué no tenemos agua?, preguntan habitantes
En la agencia de Pueblo Nuevo del Municipio de Oaxaca de Juárez, a solo 4 kilómetros del centro de la ciudad, los vecinos solo escuchan el agua, pero nunca llega a sus viviendas.
En 2015 y 2017 los ejidatarios de esa agencia firmaron un acuerdo con SOAPA para la construcción de cuatro pozos profundos para suministrar a la capital, con la condición de que también les surtieran agua y que hicieran algunas obras. Casi 10 años después, lo que se mantiene es la conformidad.
“Vemos que día y noche están trabajando los pozos, pero no nos llega el agua”, dice un vecino.
“Agua sí hay”, dice Jesús Pérez Olmedo, el presidente de la junta de pobladores ejidatarios y vecinos, un colectivo integrado por un representante de cada colonia de esa agencia, que surgió a raíz de una manifestación por el agua en septiembre de 2023.
Elena Rasgado Gómez, integrante de este colectivo, cuenta que estaba subiendo de tono la inconformidad. “Estábamos en un enfrentamiento social del pueblo contra el pueblo debido a que el gobierno únicamente utilizó la Fuerza Pública. El pueblo lo que decía es ‘queremos agua’, y ellos (las autoridades) decían: ‘Son los ejidatarios los que tienen el agua’, asegurando que ellos mantenían cerrados los pozos y cancelados los bombeos por intereses personales”, dice.
Elena considera que el gobierno lo único que hace es aprovecharse de los recursos naturales de los pueblos. “Satisface la necesidad de darle agua a miles de habitantes de la ciudad, pero no se hace responsable de regresar los beneficios a la comunidad y nos está cobrando”.
“Lo único que han hecho es ‘ordeñar el agua’, enriquecerse ilícitamente vendiéndole a la misma población y haciendo que se enfrenten entre ellos mismos”, resume.
“No es escasez es despojo”: el impacto del turismo en la falta de agua
Es probable que el turismo que llega al barrio mágico no sepa mucho de este problema, incluso puede no interesarles. Lo que sí se sabe, dice el especialista en ecología social y director del INSO es que, en general, el turismo es una fuente de desperdicio y contaminación de agua porque un turista gasta en promedio entre 50 y 100 por ciento más que un habitante local.
Especialistas de la UNAM coinciden en que mientras un mexicano promedio consume a diario unos 150 litros de agua, un turista utiliza entre 350 y dos mil 500 litros al día por las actividades asociadas a su visita.
“Uno puede imaginar por qué, ellos tienen servicios especiales, o quieren bañarse más, o porque tienen una actitud de “no me importa porque yo vengo y me voy, quiero hacer uso de los servicios”. Aunado a eso, está el lavado adicional de toallas y de ropa de cama, etcétera, indica Consejo.
El otro componente de la problemática del agua es la manera en que está creciendo la ciudad, añade. “En completo caos, es un desmadre, está creciendo sin ninguna regulación”.
Aunado a los factores mencionados, la gentrificación y la falta de políticas públicas ha venido agudizando la problemática. Diversos colectivos críticos de ese proceso acelerado de transformación de la ciudad acusan que “no es escasez sino despojo”.
Qué ha hecho el gobierno de Oaxaca ante la crisis del agua
Ante la crisis y la inconformidad social, el gobierno de Salomón Jara Cruz anunció primero la reactivación de Paso Ancho, un proyecto fallido de construir una presa, del exgobernador Gabino Cué. Pero luego puso en marcha un programa emergente con la distribución de 30 “hidrantes móviles”, que en realidad son tinacos de 10 mil litros.
Con eso buscan reducir de manera inmediata el impacto de la falta de distribución del agua en los hogares oaxaqueños. SOAPA utiliza tres pipas con las que, aseguran, están abasteciendo “hidrantes” y hospitales. Pero no son suficientes por lo que tienen que rentar más.
A mediano y largo plazo contemplan la limpieza y aforo de 30 pozos y rehabilitación de otros nueve, así como el manejo y conservación del acuífero de los Valles Centrales, mediante la tecnificación de unidades de riego en una superficie de 5 mil hectáreas, con una meta de mil hectáreas al año.
La ciudadanía no está conforme, dicen que el gobernador respondió con una campaña que para muchos es insuficiente. En el “barrio mágico” se negaron a aceptar como solución estos “hidrantes”.
Mientras tanto, la sociedad civil se comenzó a movilizar para buscar alternativas más integrales, o que prioricen obras para la recarga de los mantos acuíferos que abastecen a la ciudad, porque la escasez acarrea otros problemas, como la pérdida de los cultivos del año pasado, que puede encarecer más los alimentos.
Incluso integrantes de organizaciones de la sociedad civil e instituciones educativas comenzaron a integrar ya un observatorio ciudadano, como de contraloría social, para la vigilancia y el cumplimiento de programas, obras y servicios públicos relacionados con el agua y el ambiente.
Apenas vienen los meses más complicados de estiaje: marzo, abril y mayo,por lo que el cuidado del agua por parte de la ciudadanía, su reciclaje y las respuestas del gobierno serán fundamentales.
Mauricio del Villar, integrante del Foro Oaxaqueño del Agua, considera que tiene que haber mucha más presión al Estado porque es una cuestión de preservar la vida.
“El agua no es un bien material, es lo que nos permite estar vivos, pero hoy la mayoría de proyectos que plantean materializan el agua. Le ponen precio”, concluye.
Con información de: animalpolitico.com