Manuel Enrique Solís, más de 35 años embalsamando cuerpos
El embalsamador comparte su experiencia y reflexiones sobre su labor en una funeraria local
Por: Víctor González
Parral.- Con más de 35 años dedicados al oficio de embalsamador, Manuel Enrique Solís ha pasado gran parte de su vida preparando cuerpos en una funeraria local. Esta actividad, que inició por curiosidad a la temprana edad de 15 años, se convirtió en su trabajo permanente.
Al principio, Manuel confiesa que sentía temor, pero con el tiempo desarrolló un interés genuino por brindar a los difuntos una apariencia digna y familiar para sus seres queridos, ayudándoles a mitigar el dolor del duelo al recordar a sus seres queridos como estaban en vida.
El embalsamador describe la preparación de un niño como una experiencia especialmente difícil, ya que le recuerda a sus propios hijos. En contraste, con los adultos, ve a una persona que ha vivido una vida plena.
Cuando se le pregunta sobre los movimientos involuntarios que a veces experimentan los cuerpos durante el proceso, Manuel explica que, gracias a su capacitación, ya no lo sorprende. Estos movimientos son parte de las condiciones naturales del cuerpo después de la muerte.
A pesar de los desafíos, Manuel afirma que ama su trabajo y lo considera tan importante como cualquier otro. Reconoce que alguien tiene que hacerlo, y él lo hace con dedicación y respeto.