Putin recibe a posibles aliados para hacer un contrapeso a Occidente
Después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, Occidente impuso amplias sanciones económicas, cortó su acceso al sistema bancario mundial y trató de aislar diplomáticamente a Rusia del resto del mundo.
Pero el presidente de Rusia, Vladimir Putin, está decidido a demostrarle a Occidente que tiene importantes aliados de su lado.
Esta semana, Rusia acoge al llamado grupo BRICS —que significa Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— en una reunión de países con mercados emergentes. La reunión, que comienza el martes, se ha ampliado este año para incluir a Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos.
Ese fue un mensaje que Putin recalcó en una reunión de funcionarios y empresarios celebrada la semana pasada en Moscú antes de la cumbre.
“En la última década, más del 40 por ciento del crecimiento del PIB mundial de toda la dinámica económica mundial procedió de los países BRICS”, dijo Putin, afirmando que el Grupo de los Siete países desarrollados está desempeñando un papel cada vez menor en la economía mundial.
“La brecha se está ensanchando, y se ensanchará aún más; esto es inevitable”, dijo.
Putin no pudo viajar a la cumbre del año pasado en Sudáfrica debido a una orden de detención dictada en su contra por la Corte Penal Internacional, de la que Sudáfrica es signataria. Mientras otros dirigentes celebraban reuniones bilaterales de alto nivel, Putin se vio obligado a pronunciar su discurso, y a celebrar todas sus reuniones, de manera virtual.
Este año, Putin dijo que celebraría 17 reuniones bilaterales, además de las de formato de grupo más amplio.
“Estando junto a todos estos líderes dándose la mano y haciéndose fotos, Vladimir Putin intentará decirle al mundo que Rusia no está aislada”, dijo Gabuev.
El dirigente ruso proyectará que “Rusia forma parte de la mayoría global y que la parte de la comunidad internacional que intenta aislar a Rusia es Occidente”, dijo Gabuev. “Así que Occidente es, de hecho, la minoría global que está condenando a Rusia al ostracismo”.
Pekín y Moscú desean que el BRICS se siga ampliando, y el Kremlin invitó a participar en la cumbre de este año a representantes de otros 20 países que han manifestado su interés en adherirse.
Ambas capitales han impulsado propuestas para cambiar drásticamente el sistema financiero mundial. En la cumbre previa se debatió la creación de una moneda BRICS, que no llegó a materializarse. Este año la propuesta dominante es la de un sistema de pagos BRICS, conocido como Puente BRICS, que ayudaría a Rusia a eludir los problemas que ha tenido para enviar y recibir dinero en el comercio mundial debido a las sanciones.
El ministro ruso de Finanzas, Antón Siluanov, también ha intentado reunir apoyos para una organización que podría servir de sustituto del Fondo Monetario Internacional, que congeló el contacto con Moscú en 2022.
Aunque Putin desempeñará el papel de anfitrión, el máximo dirigente chino, Xi Jinping, llegará a la cumbre en una posición de mando. Se espera que Xi mantenga una reunión bilateral con Putin, que supondría el cuarto encuentro cara a cara entre ambos dirigentes desde la invasión rusa de Ucrania en 2022.
A pesar de la creciente presión de Occidente para que China no ayude a Rusia en su esfuerzo bélico, Xi y Putin han estrechado su relación, en gran parte debido a sus quejas compartidas contra Estados Unidos.
El país anfitrión de la reunión del grupo BRICS depende cada vez más de Pekín para mantener su guerra, y China representa más del 60 por ciento de la producción económica de la agrupación. (Era aproximadamente el 70 por ciento antes de la incorporación de Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos). El peso económico de China dentro del grupo permite a Pekín prometer más inversiones y préstamos a otros miembros.
“Los países buscan obtener beneficios económicos de esta asociación”, dijo Henry Huiyao Wang, presidente del Centro para China y la Globalización de Pekín. “Eso es lo que hace tan atractivo al BRICS. Y el hecho de que China sea la mayor economía del BRICS la convierte en un imán”.
Los analistas dijeron que estarían pendientes de cómo interactúa Xi con el primer ministro indio, Narendra Modi, y de si ambos líderes aprovechan el reciente impulso diplomático dirigido a aliviar las tensiones fronterizas. Cortejar a Modi permitiría a Xi abrir una especie de brecha entre Occidente e India, país que en los últimos años se ha acercado más a Estados Unidos como miembro de una agrupación de seguridad denominada Diálogo de Seguridad Cuadrilateral o Quad.
“Sería muy significativo que Xi y Modi se dieran la mano, sonrieran y transmitieran el mensaje de que las tensiones entre las dos potencias asiáticas se están relajando, aunque solo sea un poco”, dijo Eric Olander, editor del sitio web China Global South Project.
Entre las prioridades de China respecto a los BRICS está la expansión continuada del grupo como forma de disminuir el poder de su principal rival geopolítico, Estados Unidos.
Como las relaciones de Pekín con Occidente se han deteriorado por una serie de cuestiones —ninguna más perjudicial que su apoyo tácito a la guerra de Rusia en Ucrania—, China ha prestado más atención a cortejar a los países en desarrollo y no alineados. A medida que más países se unen al BRICS, Pekín puede argumentar, como hace Moscú, que tiene más legitimidad como potencia mundial que Washington y su club de naciones ricas, dijeron los analistas.
“China está dispuesta a presentar esto como una coalición del Sur Global contra el Occidente liderado por Estados Unidos”, dijo Yun Sun, director del programa sobre China del Centro Stimson de Washington, refiriéndose al BRICS. “La advertencia es que cuanto mayor sea la coalición, menos eficaces serán su coordinación y unidad políticas”.
La incapacidad de los ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS para hacer pública una declaración conjunta el mes pasado en una reunión al margen de Naciones Unidas ha venido a subrayar las dificultades a las que se enfrenta el grupo a medida que crece.
Incluso antes de la expansión, ponerse de acuerdo era un reto, en gran parte debido a la rivalidad latente entre China e India por el liderazgo del Sur Global.
Aunque China puede contar con el apoyo de Estados miembros aislados y antioccidentales como Rusia e Irán, tendrá dificultades para persuadir a India, Brasil y Sudáfrica, las principales democracias del grupo, de que adopten una postura más adversa a Estados Unidos. Para esos países, el BRICS es una manera de establecer un equilibrio entre Pekín y Washington, no una oportunidad de tomar partido, dijeron los expertos.
Esto también ha mantenido fuera del grupo, al menos de momento, a países interesados en el BRICS como Arabia Saudita. El año pasado, Arabia Saudita fue invitada a unirse, pero se ha abstenido de hacerlo, dejando incluso abierta la cuestión de su participación en la cumbre. La semana pasada, el Ministerio de Finanzas ruso tuvo que retractarse de unos comentarios en los que calificaba a Arabia Saudita como miembro del BRICS.
Putin visitó al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman en Riad el pasado diciembre, cuando dijo que las relaciones ruso-saudíes habían alcanzado un “nivel sin precedentes”.
Pero el país rico en petróleo intenta equilibrar sus relaciones con Rusia con la necesidad de mantener buenos lazos con Estados Unidos y otros países occidentales.
El grupo BRICS se ha visto impulsado por la vuelta al poder del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, que asumirá la presidencia rotatoria de la organización de manos de Rusia en enero de 2025. Durante sus dos primeros mandatos, entre 2003 y 2011, Lula ayudó a fundar el bloque y abogó enérgicamente por una mayor cooperación entre las naciones en desarrollo.
Con información de: thenewyorktimes.com