El papa Francisco estuvo a punto de morir en el hospital, dijo su médico

Los médicos del papa no creían que fuera a sobrevivir.
“Es terrible”, dijo con esfuerzos el papa Francisco mientras tenía una crisis respiratoria el mes pasado. El papa, con la mano magullada por las marcas de las jeringas y la saturación de oxígeno descendiendo peligrosamente a 78 durante su larga hospitalización, reconoció con voz débil que podía morir. Sujetó la mano de su médico.
Francisco había descartado la intubación, que supondría mantenerlo inconsciente, dijo en una entrevista el jefe del equipo médico, Sergio Alfieri. Así que los médicos decidieron tratar la neumonía que padecía en ambos pulmones con un último aluvión de fármacos que corrían el riesgo de dañar sus órganos.
A los ayudantes más cercanos del papa se les llenaron los ojos de lágrimas cuando los médicos pidieron permiso a la enfermera personal del papa, facultada para tomar decisiones de vida o muerte, para seguir adelante con un tratamiento más agresivo. Dio su consentimiento y, finalmente, el papa respondió positivamente.
Aun así, lo peor no había pasado todavía. Menos de una semana después, Francisco regurgitó algo de comida y empezó a atragantarse. Los médicos, temiendo que muriera en el acto, le succionaron inmediatamente las vías respiratorias, pero les preocupaba que la inhalación agravara sus pulmones, profundamente infectados. A su médico jefe le preocupaba que todo estuviera perdido.
Pero no fue así.
El domingo, 38 días después de ingresar en el hospital Agostino Gemelli, Alfieri dio el alta al líder de la Iglesia católica para que regresara al Vaticano. Imploró a su paciente, quien en un principio se había resistido a acudir al hospital, que descansara y se recuperara para no desperdiciar la oportunidad que se le había brindado.
“Fue un milagro que saliera del hospital”, dijo Alfieri, añadiendo que el papa ya “no corría peligro”.
Pero cuando Francisco hizo una breve aparición el fin de semana, el público tuvo una visión aleccionadora de los estragos que la crisis de salud había causado en el papa de 88 años. Al saludar a los simpatizantes desde el balcón de un hospital, su voz era tan débil que rozaba lo inaudible, y su respiración tan agitada que a veces parecía que jadeaba.

La primera aparición pública del papa Francisco desde que fue hospitalizado, dirigiéndose a una multitud desde el balcón del hospital el domingo, mostró lo debilitado que estaba.Credit…Christopher Furlong/Getty Images
“Se nota el declive”, dijo Carlos Aguirre, un peregrino de Colorado Springs, mientras observaba cómo Francisco se esforzaba por hablar.
La primera aparición pública del papa Francisco desde que fue hospitalizado, dirigiéndose a una multitud desde el balcón del hospital el domingo, mostró lo debilitado que estaba.Credit…Christopher Furlong/Getty Images
“Se nota el declive”, dijo Carlos Aguirre, un peregrino de Colorado Springs, mientras observaba cómo Francisco se esforzaba por hablar.
El médico de Francisco dijo que el papa había aceptado una convalecencia de dos meses que lo pondría en el camino de la recuperación total. Pero los prelados cercanos a Francisco están previendo la posibilidad de que su frágil estado sea realmente la nueva normalidad. Han descrito su debilidad física como un poderoso momento de enseñanza sobre la dignidad humana, y sostienen que su evidente falta de energía no afecta a su autoridad, aunque temporalmente haga más distendido su activo estilo de gobierno.
Durante los próximos dos meses, Francisco será menos visible, más difícil de oír, estará más enclaustrado y más propenso a ceñirse al guion. Los expertos y funcionarios vaticanos afirman que estas limitaciones supondrán un reto para Francisco, quien, durante la última década, ha hecho de los viajes lejanos, la cercanía física con los creyentes, los gestos dramáticos y un estilo desenfadado las marcas distintivas de su pontificado.
Esas piedras angulares del papado de Francisco quedarán ahora en pausa. El Vaticano dijo el jueves que la participación del papa en los ritos de Pascua en un año especial de jubileo es incierta, dependiendo de su mejoría.
El palacio de Buckingham anunció que el rey Carlos III había pospuesto una visita al Vaticano, “ya que el consejo médico ha sugerido ahora que el papa Francisco se beneficiaría de un periodo prolongado de descanso y recuperación.” La agenda papal, antes repleta de apariciones, ha dado paso a declaraciones y comunicados escritos.
“Nada será tan fulgurante como antes”, dijo sobre la convalecencia de Francisco Alberto Melloni, historiador de la Iglesia católica y director de la Fundación Juan XXIII para las ciencias religiosas de Bolonia.
Alfieri dijo que dio instrucciones al papa para que se mantuviera en su residencia vaticana, que estaría equipada con oxígeno pero sin algún otro equipo especial, y Francisco accedió. Le pidió que evitara los grupos numerosos y, sobre todo, la exposición a niños pequeños, por temor a una nueva infección.
Durante ese tiempo, tomará medicamentos vía oral con la esperanza de curar definitivamente su infección pulmonar. Dijo que el papa podría trabajar, pero que por el momento no debería hacer grandes esfuerzos.
Monjas esperando a que se abriera el patio de butacas para un servicio del rosario por el papa Francisco en la Plaza de San Pedro el mes pasado.Credit…James Hill para The New York Times
“Su voz volverá a ser la de antes”, a medida que se fortalezcan los músculos respiratorios de Francisco, dijo Alfieri. Podría ocurrir cualquier cosa, dada la edad del papa y su historial de enfermedades, dijo. Francisco ha tenido afecciones respiratorias a lo largo de su vida, incluida una que requirió la extirpación de parte de un pulmón cuando era joven. Pero el médico señaló que esperaba que, con el tiempo, Francisco pudiera aumentar su carga de trabajo mientras su salud lo permitiera.
Los analistas vaticanos dijeron que, aunque el papa ha estado pasando desapercibido, dirige la Iglesia como antes.
“Es capaz de mandar incluso desde la cama”, dijo Sandro Magister, un experimentado observador del Vaticano. “Conociendo su carácter, reaccionaría con bastante dureza ante cualquier intento de mantenerlo, digamos, bajo control”.
Algunos aliados de Francisco en la jerarquía eclesiástica fueron más allá, y afirmaron que su fragilidad era un nuevo atributo que le permitiría encarnar sus propias enseñanzas.
“La gente dice que no habla, que no habla con la boca”, dijo el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, al presentar una cumbre sobre longevidad en el Vaticano. La condición del papa equivalía a una “voz ensordecedora” para la realidad de los límites humanos y la dignidad de la vejez, añadió. “Tenemos que salir de una mentalidad demasiado funcionalista”.
Lo mismo se dijo hace dos décadas del papa Juan Pablo II cuando se deterioró a la vista del público, con el cuerpo encorvado y tembloroso y la cabeza inclinada hacia un lado. Es probable que se convierta en un tema cada vez más común a medida que los papas, como todo el mundo, vivan más tiempo, un cambio social que impulsó la cumbre del Vaticano de esta semana sobre longevidad.
El predecesor de Francisco, Benedicto XVI, dimitió a los 85 años, alegando su edad y fragilidad, y luego vivió otra década.
Semanas después de que Francisco estuviera a punto de morir, su gradual mejoría fue un alivio para sus médicos y para los fieles católicos.
Alfieri dijo que cuando el tratamiento empezó a funcionar y la salud del papa mejoró, también lo hizo su humor. Hizo que su personal encargara pizza para la planta del hospital, y salía a los pasillos para que sus compañeros pacientes pudieran verlo y tener una sensación compartida de su vulnerabilidad común.
Cuando llegó la hora de que Francisco saliera del hospital, y se puso en su habitación la sotana blanca y el solideo, Alfieri no era solo el médico del papa.
“Ver al papa”, dijo, “que estaba vestido de paciente en pijama, y luego volver a verlo vestido de papa, es ciertamente, para un católico, una sensación muy grande”.
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Con información de: agenciareforma.com