La vez que Ciudad Juárez sufrió el peor accidente nuclear de América
Ciudad Juárez fue el epicentro en 1984 de la mayor contaminación radioactiva de la historia de América, 100 veces superior al accidente de la fusión nuclear en Three Mile Island, Pennsylvania.
El portal ‘Verne’ del diario español ‘El País’, divulgó artículo de Almudena Barragán que reseña el mayor accidente nuclear de América, que ocurrió dos años antes de Chernobil.
Ciudad Juárez, Chihuahua, sufrió el evento conocido como ‘el incidente del Cobalto-60′.
Epifanio Cruz Zaragoza, investigador del Centro de Ciencias Nucleares de la UNAM, les dijo en entrevista que “el accidente de Juárez fue el mayor de América por el área afectada y los desechos que se generaron”.
En resumen, el reparto de metal combinado con material radioactivo conocido como cobalto-60, afectó a 16 estados del país (la mitad) con cerca de 109 distribuidores.
23 trabajadores del Yonke Fénix, donde almacenaron el material radioactivo, terminaron con esterilidad parcial o total (azoospermia y oligospermia).
Tres más tuvieron leucopenia, bajo nivel de glóbulos blancos.
Otros diez pudieron tener problemas pero el seguimiento fue a corto plazo y no encontraron problemas, pero a largo plazo pudieron experimentarlos.
Todo el material que encontraron lo terminaron por limpiar y enterrar en El Vergel, en las dunas de Samalayuca; así com en Hidalgo, el Estado de México y Sinaloa.
Las labores requirieron ayuda de helicópteros de Estados Unidos. Limpiaron llantas de autos, camellones y hasta 400 kilómetros de carretera hasta la ciudad de Chihuahua.
Dos años antes de que sucediera la catástrofe de #Chernobyl en México ocurrió el mayor accidente nuclear del continente americano https://t.co/ED3HJDrU8c
— verne México (@vernemexico) June 21, 2019
El inicio del mayor accidente nuclear.
La publicación relata que:
En 1977 y sin los permisos necesarios, el doctor Abelardo Lemus y sus socios del hospital privado compraron una máquina de radioterapia equipada con una bomba de Cobalto-60 por 16 mil 000 dólares. El cobalto-60 es un isótopo radiactivo sintético que emite rayos gamma utilizado para tratar a pacientes con cáncer.
Por falta de personal, la máquina fue abandonada en un almacén durante seis años, hasta que el 6 de diciembre de 1983, Vicente Sotelo Alardín, trabajador de mantenimiento del hospital y su amigo Ricardo Hernández, decidieron venderla como chatarra.
Los dos hombres desmontaron el armazón metálico de unos 100 kilos y perforaron el corazón de la bomba de cobalto, un cilindro que contenía el material radiactivo (6 mil 000 balines de 1 mm de diámetro). Una vez desvalijada la máquina, Vicente y Ricardo la subieron a una camioneta y la llevaron hasta el Yonke Fénix, un depósito de chatarra donde les pagaron 1 mil 500 pesos. En el camino al deshuesadero, la camioneta fue desperdigando el material radiactivo por toda la ciudad. Esta información fue detallada en el informe que después realizó la Comisión de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS).
Continúa el artículo que el cobalto-60 se mezcló con la chatarra y lo vendieron a empresas fundidoras locales, entre ellas Aceros de Chihuahua S.A. (Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A., “quienes usaron el metal radioactivo para fabricar bases para mesas y varillas de acero corrugado, muy utilizadas en la construcción de edificios”.
Fue hasta 1984, el 6 de enero, cuando el detector de laboratorio nuclear de Los Álamos (lugar donde nació la primera bomba atómica estadounidense) detectó un camión que llevaba varilla proveniente de México en el estado de Nuevo México.
Texas a través del Departamento de Salud y la Comisión Reguladora de Energía, alertaron a las autoridades mexicanas. Diez días después dieron con una de las principales fuentes de radiación, la camioneta del trabajador Vicente Sotelo Alardín, que estacionó en la colonia Altavista de Juárez, lugar que en el diario español describen como “uno de los barrios más humildes de la zona”, donde niños jugaban y la gente convivía.
The New York Times publicó el 1 de mayo de 1984 que la troca estuvo ahí parada por meses porque le robaron la batería, mientras irradiaba altas dosis a las personas que ahí se reunían.
Calculan que los vecinos cercanos al auto y los trabajadores fueron impactados con 10 veces más radiación que la gente que sufrió en el el incidente en 1979 de Three Mile Island en Pennsylvania, conocida como la mayor catástrofe nuclear de Estados Unidos en esos años.
El diario neoyorquino contó que la radiación en Ciudad Juaŕez en total fue 100 veces mayor que la de Pennsylvania, pues los medidores detectaron en algunas zonas casi 1 mil rads, equivalente a 20 mil radiografías.
Sotelo señaló para ‘Proceso’ en 1984 que intentaron culparlo. Él dijo ser “una víctima” más del asunto. “Los fierros me los regaló el jefe de mantenimiento. Me dijo: Ahí están esos fierros, llévatelos para que saques para las sodas”.
“Nunca nos avisaron que esa máquina tenía contaminación. La verdad, ni un solo letrero con una calavera o algo así”, manifestó Sotelo.
La mitad del país afectado, y fue guardado como secreto.
El número total de afectados permaneció en secreto, aunque revelaron que hubo un total de 109 distribuidores de material contaminado en 16 estados: Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Baja California Norte, Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas, Querétaro, Durango, Hidalgo y Estado de México.
Lamentan que es muy difícil calcular cuántas víctimas ocurrieron a largo plazo más allá de los trabajadores y con qué cantidad de radioactividad.
Estiman que 1 mil toneladas de varillas contaminadas nunca reaparecieron y bastaban para construir 300 casas de tamaño mediano.
Con información de: tiempo.com